Arko

Arko pertenece a la raza de los dioses asgardianos, raza de guerreros que habitan en el reino extradimensional de Asgard. Al igual que la mayoría de sus compatriotas, estaba familiarizado con la lucha y las artes de la guerra, destacando como guerrero, jinete y espadachín. Se ignora sin embargo si Arko tomó parte en los combates contra las fuerzas del egipcio Seth cuando este invadió Asgard, durante la ausencia de Odín.

En un momento dado, el joven Arko contrajo matrimonio con su también joven prometida, Deilla, y pronto se dio a conocer la feliz noticia de que Arko y Deilla esperaban un hijo. Cuando el feliz acontecimiento estaba a punto de producirse, Asgard se vio azotada por el ataque del Gigante de Hielo conocido como Ymir. Desde las heladas tierras alejadas de Asgard donde moran los gigantes de hielo, Ymir se dirigió hacia la ciudad dorada, todos los guerreros de Asgard fueron llamados para defender Asgard, entre ellos Arko, que hubo de dejar a su esposa, a punto de dar a luz, para unirse a su regimiento. El poder de Ymir fue demasiado para el ejército asgardiano, que se vio desbordado, y ninguna de sus armas era capaz de detener al gigantes de hielo. Las tropas asgardianas hubieron de retroceder ante el avance de Ymir, pero Arko, pese a hallarse herido, se negaba a retroceder, ya que eso podía significar que el gigante entrara en la ciudad dorada y la devastara. El valeroso Arko fue apartado de la linea de fuego por Balder el Bravo, que pese a admirar el valor del joven, no podía permitir que este sufriera daño. Balder y Arko se unieron a otros héroes de asgard, como los Tres Guerreros, o Heimdall, y entre todos lograron contener a Ymir, hasta la llegada de Thor y sus aliados celtas. El Dios del Trueno y su padre Odín, combatieron contra el gigante de hielo y el recien llegado Surtur, el demonio de fuego, y lograron derrotarles. Acabada la batalla, Arko regresó apresuradamente a su hogar, donde recibió la magnífica noticia de que su esposa había dado a luz a su hijo.

Al poco de nacer su hijo, Arko se unió al grupo de élite de guerreros asgardianos, los Halcones Escarlatas. Al poco tiempo de unirse a estos, descubrió un plan de la hechicera Karnilla, que logró sustituir al monarca asgardiano. Desde esta posición privilegiada, el falso Odín y Karnilla planeaban acabar con la vida del segundo Thor. Arko intentó avisar a los Tres Guerreros, y esto le llevó a enfrentarse al falso Odín, que derrotó al joven guerrero. El destino de Arko era el de haber muerto ejecutado, pero fue rescatado en el último momento por la hechicera conocida como la Encantadora, después de su milagroso rescate, Arko informó a los Tres Guerreros de la amenaza que pesaba sobre Thor. Los Tres Guerreros y Arko, lograron liberar a Odín, y juntos, se enfrentaron a Karnilla y el falso Odín, logrando derrotarlos y frustrando sus planes. Desde entonces, Arko se convirtió en miembro no oficial de los Tres Guerreros.

Como el resto de los asgardianos, Arko vio como era desposeído de su inmortalidad y atributos asgardianos, era transformado en mortal y transportado a la Tierra sin memoria, como parte de un plan de Odín para abortar un plan de Seth de provocar el Ragnarok. El plan de Odín triunfó finalmente, los asgardianos recuperaron su inmortalidad, y lograron derrotar a Seth. Arko y los demás asgardianos celebraban su victoria sobre el dios de la muerte egipcio, cuando fueron objeto del ataque de los Dioses Oscuros, que derrotaron y esclavizaron a los asgardianos. Arko y los demás asgardianos permanecieron bajo el yugo de los Dioses Oscuros, hasta que la llegada de Thor y sus aliados permitió su liberación.

Apenas acabada la guerra con los Dioses Oscuros, los asgardianos hubieron de librar otra guerra, esta vez contra Surtur y sus demonios de fuego, guerra esta en que perdió la vida su monarca, Odín. Arko y demás Asgardianos vivieron el ascenso de Thor, hijo de Odín, al trono, con los consiguientes altibajos que esto provocó.