Ilsa Strangway

Antaño Ilsa Strangway fue una reconocida modelo a lo largo y ancho de todo el mundo; la mejor de su época, según sus propias palabras. Sin embargo, el paso del tiempo fue haciendo que esa belleza juvenil se fuese marchitando y convirtiese a Ilsa en una persona amargada que sólo pensaba en la juventud perdida.

Esa desesperación hizo que se refugiase en el ocultismo para encontrar el modo de recuperar la belleza, llevándola a adquirir el famoso "Drácula" de Bram Stoker, que tomó prácticamente al pie de la letra.

El mismísimo Señor de los Vampiros apareció por los alrededores de su casa mientras huía de Frank Drake, Rachel Van Helsing y Taj Nital, con la intención de "aleccionar" a Ilsa, ya que ésta, motivada por la leyenda del vampiro, adquirió el Castillo de Drácula en Transilvania. Reconociendo inmediatamente al vampiro, Ilsa decidió pactar con él: transformarla a ella en vampiro a cambio de que él pudiese usar un espejo mágico obtenido en una subasta de Picadilly que en realidad era un portal dimensional, lo que permitiría la huida del Señor de los Vampiros. Drácula acabó aceptando el trato y convirtió a Ilsa en vampiro. Cuando los cazadores de no-muertos llegaron a la Mansión Strangway, encontraron a una Ilsa convertida en vampiro... pero no más joven que antes: Drácula le había mentido, prometiendo que la vida de vampiro rejuvenece. A Ilsa ahora sólo le quedaba el ansia de la sangre, lo que la llevó a enfrentarse a ellos y al esclavo de Drácula, Clifton Graves. Encontrándose incapaz de matar a éste último, Ilsa descubrió que la única salida que le quedaba era la muerte. Fue Rachel Van Helsing la que acabó con ese sufrimiento hundiéndole una flecha en el corazón con su ballesta.