Shiela Whittier

Shiela Whittier nunca fue una mujer muy afortunada. Antes de conocer a Drácula, se sabe que tuvo dos amantes en el pasado. Al primero lo perdió, y el segundo murió asesinado cuando heredó el Castillo Dunwick, una propiedad que antaño pertenecía al Señor de los Vampiros. Cuando éste volvió a la vida y reclamó el Castillo como base de operaciones para poder huir de las autoridades, se puso en contacto con su enlace en la Cámara de los Lores, Lord Henry y le ordenó que fuese desalojado. Drácula fue hacia el Castillo Dunwick y encontró a Shiela en estado de shock, ya que el espíritu de su tío Alestar, de quien ella había heredado la propiedad, la había estado torturando en sueños por las noches. Este espíritu también había sido el responsable de la muerte de Freddy, su novio. Lord Henry, por su parte, cambió de opinión y decidió traicionar a su Amo e hizo frente a Drácula, sin éxito. Drácula mató a Henry y Shiela, desamparada, se puso bajo la protección del Vampiro. Una vez muerto Lord Henry, Drácula se dispuso a eliminar la presencia de Alestar de la casa, no sin antes tener que acercarse a la ciudad más cercana para alimentarse. En el transcurso de esto, el espíritu de Alestar Dunwick capturó a Shiela, con intención de sacrificarla a Satán y así poder servirle. Cuando Drácula reapareció, destruyó una imagen momificada de Dunwick, que usaba como tótem para adorar al demonio; esto provocó que Dunwick perdiera el contacto con Satán y fuera directamente al Infierno sin que ninguno de los favores que tenía en mente fuesen concedidos.

Más adelante, Shiela comenzó a servir a Drácula cuando éste decidió hacerse con el poder de la Quimera. Shiela debía entrar en contacto con el estudiante de origen judío David Eschol. Shiela se hizo pasar por una empleada del museo en que trabajaba el padre de Eschol, de modo que éste la llevaría a ella directamente al paradero de la estatua, y por consiguiente, también a Drácula. Sin embargo, cuando Shiela conoció el poder de la Quimera, comenzó a plantearse si realmente estaba de parte del bando correcto.

Shiela unió a Drácula y Eschol; tenían sólo la cola de la Quimera y necesitaban recuperar las otras dos piezas. Para ello el Señor de los Vampiros animó un ejército de no-muertos. Al ver esto, Eschol conoció la verdadera identidad de Drácula. Cuando Drácula vio que el estudiante hebreo ya no le era útil, decidió matarle. Shiela trató de defenderle. Durante el forcejeo que siguió a esto, Eschol hizo frente al Vampiro con una Estrella de David. Fue en ese momento cuando aparecieron los secuaces del Doctor Sol, y capturaron al grupo, llevándolo a una base de operaciones temporal cercana. Allí Sol torturó a Drácula con imágenes mentales. Finalmente el No-Muerto logró hacer frente a esto y se liberó de sus captores, llevándose las partes que faltaban de la Quimera. Intentó llevarse también a Shiela, pero ésta había acabado por enamorarse de Eschol y decidió abandonarle allí mismo. Ante esta muestra de desprecio, Drácula decidió vengarse de Shiela. Para ello, primero mató a Eschol y luego trató de secuestrarla. No obstante, Shiela prefirió suicidarse tirándose por la ventana antes que soportar verse convertida en esclava de Drácula.