Inanna

Inanna, también conocida como Ishtar, era un de las diosas mas importantes adoradas en la Antigua civilización de Sumeria, pero era ya adorada en la época Hyboria. Según el mito, Inanna era conocida como la hija de Antum y de Dagón, y como la hija de Nanna con Ningal. Esto es físicamente imposible, pero el hecho que se le atribuyeran como padres a los miembros mas importantes del panteón babilónico nos da una idea de la importancia que tenía Inanna en la antigüedad. En un momento dado, Inanna se enamoró del semi dios moral, el rey Gilgamesh, hijo de Ninsun, diosa del sueño y del rey de Ur, Lugalbanda. Inanna intentó seducirle y que se uniera a sus seguidores, pero Gilgamesh la rechazó, y la diosa furiosa, intentó vengarse del semi dios en diversas ocasiones. Finalmente, la diosa pareció haber conseguido vengarse de Gilgamesh, cuando provocó la muerte del mejor amigo de este, Endiku, estos, que habían acabado con la criatura Humbaba que sembraba el caos en la Tierra, enfurecieron a Inanna (conocida entonces por Astarte), la cual decidió enviar a la Tierra a una de sus criaturas, el buey celestial y aunque Gilgamesh y Endiku lograron abatir a la criatura, la diosa abrumó a Endiku con una mortal enfermedad que acabó con él, lo que sumió a Gilgamesh en la desesperación, provocándole una obsesión con la inmortalidad.

Más tarde, Inanna se sintió atraída por Tammuz, dios de la fertilidad, sin embargo, Ereshkigal atrajo a Tammuz a su reino en Allatum, obligando así a Inanna a bajar al inframundo. Inanna quedó presa en el inframundo, hasta que finalmente su hermano Enlil abrió cada una de las nueve puertas que conducían al reino de Ereshkigal, cumpliendo las condiciones que había puesto la diosa de la muerte, y permitiendo a Inanna salir de Allatum. Sin embargo, Tammuz fue obligado a permanecer en el inframundo, como guardián de una de las puertas, sin embargo, como dios del otoño, Tammuz podía visitar a su amada durante ese periodo de tiempo. Como el resto de los dioses babilónicos, Inanna vio como el número de sus seguidores iba decreciendo, hasta que finalmente, fue degenerando hasta convertirse en un demonio.

En algún momento entre los siglos XVII y XVIII, un artista bávaro llamado Cristoph Haizmann hizo un trato con lo que él creía que era el diablo, aunque en realidad se trataba de Inanna. El artista vendió su alma y su casa a esta, a cambio que esta le concediera la habilidad de crear obras maestras de la pintura. El plan de Inanna era que la casa de Haizmann se convirtiera en terreno seguro para los demonios en la Tierra, y se dispusieron a esperar a la muerte del artista para instalar su embajada del infierno en la Tierra. Sin embargo, la inspiración de Haizmann desencadenó en locura, lo que llevó a escribir los detalles de su pacto con el diablo en su diario, en los que también escribió una serie de dibujos sin sentido, como pentagramas y figuras geométricas. Por alguna increíble casualidad, por accidente, Haizmann combinó estos dibujos de manera que formaron un encantamiento, que impedía que los demonios entraran en esa casa, mientras los dibujos continuaran existiendo. La casa permaneció abandonada durante décadas, ya que el propio pintor acabó muriendo en un asilo, y su alma acabó en el infierno.

Ya en la era moderna, un escritor llamado Jack Wintergarden, encontró la casa del pintor, y se hizo transportar la mansión piedra por piedra, hasta sus terrenos de Florida. Una vez acabada la casa, Wintergarden dio una fiesta para inaugurar la casa, a la que invitó a su familia y amigos. Durante la fiesta, el hijo del escritor, de tan solo dos años, encontró el diario, y lo arrojó al fuego destruyendo de esta manera los símbolos que impedían el acceso de los demonios a la Tierra. Las hordas de Inanna capturaron y torturaron de manera horrible a la familia de Wintergarden mientras este era obligado a mirar. La energía oscura que se manifestaba en la casa, provocó un estado de locura en todo Florida. Los sucesos de Florida llegaron a oídos de Damon Hellstorm gracias a Anton Devine, y decidió marchar a Florida junto a su aliada, Jaine Cutter. Ambos llegaron a la casa de Haizmann, y allí se encontraron con los siervos de Inanna, que se habían cansado de torturar a los humanos y se disponían a matarlos. Dado que la casa era técnicamente una parte del infierno, los siervos de Inanna creían que Hellstorm carecía de suficiente poder para enfrentarse a su señora, Inanna, en su propio reino. Lo que los demonios desconocían, era que Damon había matado hacia poco a su padre, el demonio Marduk, ascendiendo de posición hasta convertirse en señor de su propio reino del Infierno, y ahora su poder bastaba para combatir a Inanna. Hellstorm derrotó a las hordas de Inanna, obligando a esta a manifestarse en la casa para enfrentarse a él, ambos combatieron y Jaine Cutter usó su arma, capaz de destruir demonios, para acabar con Inanna.