Kestoranos

Los kestoranos eran el pueblo nativo del planeta Kestor, uno de los muchos mundos que poblaban la Zona Negativa. Durante millones de generaciones la civilización kestorana evolucionó hasta alcanzar un gran nivel tecnológico y una gran cultura del arte y la fe. Los kestoranos vivían en total armonía con su mundo, hasta que se produje el cataclismo causado por la salida de sus órbitas de las lunas de Kestor. Aunque Kestor estaba condenado, los kestoranos construyeron una enorme nave espacial en la que embarcaron 20.000 individuos que deberían embarcar y abandonar Kestor para encontrar un nuevo mundo en el que vivir. El Alto Sacerdote de Kestor fue el encargado de comunicar la misión en la que deberían embarcarse. Los Escogidos por las computadoras de los Científicos-Sacerdotes así lo hicieron y, para sobrevivir al largo viaje, se colocaron en cámaras de animación suspendida. Durante el éxodo descubrieron la razón por la cual las lunas estaban saliendo de sus órbitas: su sol se estaba convirtiendo en una supernova. El estallido cósmico no había estado previsto y la nave recibió el impacto de la energía estelar sufriendo un gran daño. A consecuencia del mismo murieron la mayor parte de los kestoranos en animación suspendida, logrando sobrevivir únicamente 500 individuos. El ordenador de a bordo decidió que los kestoranos no estaban preparados para saber la verdad y despertó a los supervivientes diciéndoles que habían sido escogidos para formar la tripulación de la Esperanza de Kestor y eran ellos quienes debían encontrar el Nuevo Mundo prometido.

Durante quinientas generaciones los kestoranos viajaron sin rumbo, ya que los bancos de memoria de la computadora de la Esperanza de Kestor habían sido dañados y desconocían el paradero del Nuevo Mundo. Fue entonces cuando el azar quiso que se cruzaran con los 4 Fantásticos. Reed Richards logró recuperar la información sobre el paradero del Nuevo Mundo y guió a los kestoranos hasta él. Sin embargo, cuando llegaron al mundo, habían evolucionado tanto que les era imposible vivir en él, por lo que decidieron abandonar su superficie. Los 4 Fantásticos intentaron impedir su partida, ya que ignoraban que las cápsulas de los colonizadores habían sido dañadas y todos estaban muerto excepto los descendientes de la tripulación actual. El Capitán ordenó que se detuviera a los 4 Fantásticos, pero el Número Uno, que era el único que conocía el secreto, le contó la verdad al Capitán, pero su corazón y mente no lo soportaron y murió. El Número Uno se hizo con el cargo y dejó marchar a los 4 Fantásticos en paz para proseguir su viaje eterno.