Momia Viviente

Hace 3.000 años, N'Kantu, jefe tribal de la tribu Swarili del Norte de África, fue tomado prisionero junto a su gente por una banda de tratantes de esclavos egipcios. Muy apreciados por su gran fuerza, los Swarilis fueron encadenados y obligados a trabajar duro en la construcción de un templo de piedra.

Mientras por el día trabajaba, por la noche N'Kantu planeaba rebelarse contra el faraón reinante, Aram-Set. Cuando rumores sobre los planes de insurrección llegaron a oídos del faraón, Aram-Set y su sumo sacerdote Nephrus decidieron matar a todos los esclavos tras la finalización del templo. Sin embargo, cuando ese día llegó, N'Kantu lideró la rebelión y mató al faraón.

Nephrus (quien había dejado que N’Kantu supiese del destino de su gente) consiguió derrotar al esclavo rebelde y, para castigarle por su crimen, le extrajo toda la sangre y en su lugar puso un fluido preservativo especial. A continuación envolvió con vendajes al líder de los Swarili de la cabeza a los pies y lo enterró todavía consciente aunque totalmente inmóvil en una especie de ataúd. Embalsamó al esclavo y no al faraón, por que temía que este último volviese de entre los muertos para reclamar su trono.

Sin embargo, la estatua de Konshu (hecha de vibranium, siendo consciente y deseando ocultarse) excavó en los cimientos del templo y lo derrumbó sobre todos sus habitantes (y N’Kantu), continuando con su misión (como la de otros meteoritos fuentes de vibranium enviados por los Celestiales) de crear una placenta para el embrión Celestial de la Tierra.

En la 2ª mitad del Siglo XX, la tumba fue descubierta y N'Kantu pudo por fin moverse. Totalmente trastornado por haber estado atrapado bajo el desierto durante 3 milenios, N'Kantu se liberó y arrasó todo lo que se le puso por delante, alcanzando las calles del Cairo. Allí agarró un poste telefónico para utilizarlo como arma y fue electrocutado por un cable de corriente. El shock lo puso en animación suspendida durante semanas y, cuando volvió en sí, su cordura había retornado.

Siendo ahora inmortal (en realidad en un estado entre la vida o la muerte debido a la exposición a la estatua de Khonsu), N'Kantu ha vagado por Egipto y África en busca de una razón para su existencia. Es de suponer que, como el Caballero Luna y otros supervivientes del templo, murió finalmente cuando Mar-Vell absorbió la piedra de Khonsu durante su búsqueda de objetos de poder.