Emil Burbank

Emil Burbank fue un genio ya desde su nacimiento. A los tres años, ya leía a autores literarios destacados; a los cinco, poseía sus propias ideas acerca de sus estilos y calidad de escritura. A los siete años ya conseguía hacer ecuaciones diferenciales, no obstante, las agresiones de sus compañeros de clase le impulsaron a disimular su inteligencia para no llamar la atención; también se vengaría brutalmente de sus atacantes, prendiendo fuego a sus casas... con ellos dentro.

A partir de entonces, mantuvo unos estudios estándar por el día, mientras aprendía a su propio nivel por las noches. En estos estudios nocturnos le ayudaba su hermana mayor, al menos hasta que los instintos lujuriosos despertaron en Burbank y la narcotizó para aprovecharse de ella. Terminaría enloquecida, en una institución psiquiátrica desconocida.

Poco antes de cumplir los dieciocho años, Burbank falsificó la firma de su padre para crear un sustancioso seguro de vida a nombre de su padre, del que el propio Emil era el único beneficiario. Después de esto, saboteó el coche de sus padres, provocando su muerte y obteniendo una sustanciosa herencia.

Tras esto, Emil se dedicaría plenamente a los estudios, sacándose doctorados en biología, metalurgia, química, psicología, economía y literatura, en diferentes universidades y con distintos alias, a fin de no llamar la atención. Cuando encontraba que alguien intentaba poner freno a su fulgurante carrera estudiantil, actuaría como en los primeros impedimentos que le ponían sus compañeros en la infancia {SP:H 1-FB}.

Por sus investigaciones y logros en diversos campos científicos, le fue otorgado el premio Nobel de la paz, hecho este que se vería eclipsado por las noticias sobre el superpoderoso Hiperión {ULTP}. Burbank recibiría las noticias de que el gobierno daba los primeros pasos para el reclutamiento forzoso de seres superpoderosos mientras realizaba sus experimentos de biología en una universidad {SP 18}.

Así, se presentaría como voluntario de asombrosos poderes para el ejército de los Estados Unidos, en relación con el Proyecto Hiperión. Su primera misión, junto a otros agentes como Arcanna, Molde o Nuke, sería conseguir devolver al redil al alienígena Hiperión, quien había roto relaciones con el Ejército estadounidense. Durante esta misión, complicaciones de la misma transportaron a todo el equipo (y al propio Hiperión) a un supuesto futuro alternativo en el que Hiperión había conquistado la Tierra.

A su regreso a su propia realidad, todos creyeron que habían viajado a una realidad alternativa, aunque Burbank parecía creer que era un futuro predestinado, por lo que comenzó a prepararse para hacerle frente {SP:H 1~ 5}. Así, por ejemplo, creó un aparato que emitía órdenes subliminales al cerebro de Hiperión para hacerle pensar que sentía dolor {SQS:HN~SQS:HN}.

Tras esto, Burbank sería integrado en el supergrupo nombrado como Escuadrón Supremo, participando en diversas misiones en África y Oriente Medio, donde utilizaba su tremendo intelecto para todo lo necesario, disfrutando (más o menos disimuladamente) de determinados actos de violencia y/o asesinato {SQS2 1~ 5}.

La utilización de una contramedida contra su compañera de equipo Kingsley (controlada mentalmente y atacando a los suyos), y la afirmación de Burbank de que había cubierto de esta forma a todos sus compañeros, exceptuando a Hiperión y el Doctor Espectro, llamó la atención de las altas esferas, quienes buscaban con gran interés algo similar {SQS2 6}.

Burbank consiguió crear un organismo vivo que emitía una radiación nociva para Hiperión; aunque su liberación en la Tierra causaría millones de muertos por todo el globo. El general Alexander le proporcionó un chivo expiatorio perfecto a través de una sonda interdimensional enviada al planeta por Reed Richards, un joven científico de otra dimensión {ULTP}.

Esto provocó una fuerte confrontación entre el Escuadrón Supremo y los héroes del otro mundo (siendo los más destacados entre ellos los Ultimates), pero finalmente las acciones de Burbank salieron a la luz, y fue detenido a la espera de un castigo adecuado por el genocidio que había causado {ULTP~ULTP}.