Jacob Anderson

Jacob Anderson había llevado una vida tranquila en su hogar en Bentonville, Kansas. Muy probablemente, se ocuparía de una granja heredada de sus padres, y se casaría con una muchacha del lugar. Del pueblo o no, lo cierto es que Jacob se casó y tuvo dos hijos.

Todo esto se truncaría con la actuación de una célula durmiente atlante renegada, que planeaba realizar un atentado terrorista en suelo estadounidense. Cuando los miembros de la célula fueron descubiertos por Jacob, éstos lo asesinaron atravesándole por la espalda con un arma blanca, y tras su muerte le abrieron unas falsas branquias en el cuello como tarjeta de visita.

Esto no sería su última acción, puesto que no mucho después (tras ocultar el cadáver en su granja de las afueras), los atlantes pusieron en marcha su plan y provocaron la muerte de todo el pueblo con una poderosa explosión, muriendo entre ellos la familia de Jacob, que celebraba una feria local.