Nicodemus West

Nicodemus West era un hábil cirujano, a pesar de su juventud e inexperiencia. Al principio de su carrera, operó las manos heridas del doctor Stephen Extraño, consiguiendo que recuperase la movilidad parcial de ellas, pero no la suficiente pericia manual como para que éste pudiese volver a operar. Extraño le culpó amargamente de ello.

Mientras Extraño realizaba un viaje por el globo en un intento de curar sus tullidas manos (un viaje que le llevaría a convertirse en el maestro de las artes místicas), West comenzó a sufrir una tremenda culpabilidad al ver empeorar a los pacientes a los que sólo Extraño hubiese podido curar… Si él mismo hubiese tenido mayor habilidad al operarle.

Así, tras caer en una depresión, decidió buscar a Extraño y volver a operarle para intentar restaurar del todo sus heridas manos. West gastó todo su dinero en viajes por todo el mundo siguiendo la pista a Extraño, hasta llegar al Himalaya, donde se encontró con el maestro místico conocido como el Anciano.

Extraño ya había terminado su entrenamiento místico bajo la tutela del Anciano y había abandonado su morada en la cima del mundo, por lo que West había perdido su meta una vez más. O al menos aparentemente, porque el Anciano decidió aceptarlo como discípulo suyo, y comenzó a aprender magia durante un tiempo.

Ansioso por utilizar sus conocimientos mágicos en beneficio de los demás, West abandonó sus estudios antes de terminarlos por completo… El éxito en evitar la muerte de una chiquilla herida de camino a la civilización tan sólo sirvió para exacerbar estos sentimientos.

Sin embargo, cuando intentó curar el cáncer terminal de un paciente suyo, Reginald Pavlish, tan sólo consiguió causar su muerte. Descubriendo lo ocurrido, unos jóvenes representantes de la Farmacéutica Timely chantajearon a West para que dejase de intentar usar su magia para curar (y detuviera a otros místicos que intentaran hacer lo mismo), favoreciendo así a su empresa.

Con el tiempo, West triunfaría dentro de la empresa, y abandonaría las artes místicas, guardando todo tipo de artefactos en una cámara acorazada para que no le tentaran a regresar a su antigua vida. Sin embargo, años después, la Farmacéutica sabría (se desconoce por que medios) que el Doctor Extraño se había hecho con el elixir de Otkid, que podría significar una cura contra el cáncer.

Para intentar impedir que esta cura se extendiese (por órdenes con chantaje de la junta directiva de Timely, quienes temían cuantiosas pérdidas por la ineficacia en contraste de sus tratamientos oncológicos), West envió a un cazarrecompensas, Bandolero, a robar el elixir en casa de Extraño y robar igualmente una muestra que Extraño había enviado al doctor Jonas Hilt.

Con el elixir en sus manos (y dispuesto a destruirlo por motivos propios, puesto que había descubierto que el elixir era de hecho una panacea universal, y temía los peligros de la superpoblación en la Tierra), West se vio confrontado por Extraño (que había seguido la pista de Bandolero.

No obstante, aunque West había retornado a sus antiguos usos mágicos, su dominio era cuanto menos pueril comparado con el de Extraño. Por ello, West utilizó las arenas de Nisanti para impedir el uso de la magia durante tres minutos; sin embargo, durante la subsiguiente lucha cuerpo a cuerpo, West cayó de la azotea desde donde luchaban ambos, muriendo en la caída.