Grendell

La historia de Grendell se remonta siglos atrás, ya que su primera aparición tuvo lugar en el siglo VI aunque no se descarta que ya llevara varios siglos de vida. De padres desconocidos (se especula con que su madre es la entidad mística conocida como Big Mother) y dado su estado de medio elfo, es de suponer que alguno de sus progenitores fuera un elfo. En el momento de su nacimiento, su madre urdió una serie de hechizos que le protegían de la muerte, y le permitían superar la vulnerabilidad natural de los elfos hacia el hierro.

En el Siglo VI, Grendel y su madre fueron localizados en Dinamarca, donde vivían ocultos en las ciénagas y lagos devorando a los desprevenidos caminantes que caían en sus manos. En un momento dado, Grendel penetró en el castillo del rey de Dinamarca Hrogarth, y tras irrumpir en el gran salón, diezmó a los guerreros allí reunidos tras celebrar un banquete hasta que una vez saciada su hambre se marchó. Tras tener noticias de este brutal ataque, el guerrero mítico cazador de monstruos conocido como Beowulf marchó a Dinamarca presentándose ante Hrograrth y ofreciéndole su ayuda para capturar al monstruo. Tras varios dias de batidas infructuosas, Beowulf encontró a Grendell y dio comienzo una cruenta batalla que terminó con Grendell gravemente herido y con el brazo arrancado por la espada del guerrero, moribundo, Grendel logró ocultarse en su guarida donde fue dado por muerto.

No volvió a tenerse noticias de Grendell hasta siglos más tarde. La diosa asgardiana de la muerte, Hela, lanzó una maldición sobre Thor, que si bien impedía al Dios del Trueno morir, también le impedía sanar cualquier herida que sufriera. Como Thor se rompió un brazo luchando contra el Hombre Absorbente, y viendo como la maldición de Hela impedía que sanara, decidió construir una armadura que protegiera su cuerpo, para forjar esta armadura, eligió una siderurgia en Pittsburg que alquiló para la ocasión. Thor comenzó a forjar su armadura, pero el poder desatado al golpear el metal fue tal, que afectó al reino de los Elfos oscuros, especialmente vulnerables al hierro, que veían como uno a uno sus portales dimensionales eran destruidos por los actos de Thor. Wormwood, líder de los elfos oscuros decidió enviar a la Tierra a una partida de guerreros para acabar con el Dios del Trueno, sabedor que sus elfos no podrían con Thor, convocaron a Grendell que acudió desde su profunda morada, y marchó junto a los elfos hasta la Tierra para enfrentarse a su enemigo. Grendell y los elfos oscuros se enfrentaron a Thor, el cual, debilitado como estaba apenas si pudo dispersar a sus atacantes gracias a su martillo. Sin embargo en el segundo asalto fue diferente, Grendell enfrentó su fuerza a la de Thor, maza contra martillo, y pese a que ninguna de las dos armas se quebró, si lo hizo la muñeca de Thor que se rompió con el golpe. El ver a su enemigo debilitado envalentonó a los elfos que se lanzaron sobre Thor sujetándolo a la espera que Grendell le diera el golpe de gracia, Thor pudo revolverse y evitar el golpe mortal, pero no pudo evitar que le rompiera la pierna con el golpe. A duras penas y arrastrándose, Thor pudo armarse con un ariete metálico con el que hirió a Grendell, en una herida que a la postre sería mortal. Sin embargo Grendell todavía tenía fuerzas para dar un último golpe, y de nuevo los elfos sujetaron al Dios del Trueno contra el suelo, y esta vez Thor estaba demasiado debilitado y herido para liberarse, por lo que Grendell se dispuso a rematarlo con un golpe mortal. Sin embargo esta escena fue presenciada por Loki, archienemigo de Thor y que no estaba dispuesto a permitir que el sufrimiento de su hermano acabara tan rápido, por lo que lanzó un hechizo que teleportó al Dios del Trueno lejos de la batalla, impidiendo a Grendell matar su enemigo. Es de suponer que Grendell moriría como consecuencias de las heridas provocadas por el ariete de metal con el que Thor le había herido.