Destructor de Tormentas

El korvinita Bill Rayos Beta, mientras protegía a su pueblo que escapaba de la amenaza de los demonios enviados por Surtur, llegó junto a su nave a la órbita terrestre como avanzadilla de su pueblo, mientras buscaban un planeta donde refugiarse.

Thor, a petición de Nick Furia, marchó en dirección a la nave alienígena para averiguar sus intenciones, a bordo de la nave, Bill Rayos Beta confundió al Dios del Trueno con uno de sus enemigos y comenzó una batalla entre ambos. Thor usó su martillo y para su sorpresa, el korvinita fue capaz de empuñar el Mjolnir, en ese momento Odín reclamó a su hijo en Asgard, y por error trasportó a Bill Rayos Beta como portador del martillo encantado.

En Asgard, Bill Rayos Beta se enfrentó a los asgardianos y finalmente se enfrentó al propio Odín, que le apresó con suma facilidad. Odín trajo de vuelta a Thor y así escucharon la historia de Bill, que les pidió quedarse con Mjolnir para poder defender a su raza.

Odín decidió resolver el problema con una batalla en Skartheim, quien ganase tendría el derecho de quedarse con el martillo. Thor y Bill disputaron una dura pelea que terminó con la victoria de Bill ya que el campo de batalla elegido le era favorable ya que recreaba las condiciones de su planeta natal, pese haber ganado la batalla, Bill no quiso dejar morir a Thor y lo salvó de la muerte antes de ser devuelto a Asgard.

Mientras los dos se recuperaban de los daños sufridos, Odín comenzaba a darle vueltas a una nueva idea. Tomada la decisión se dirigió a Nidavellir, el reino de los enanos, donde pidió a Eitri que forjase un nuevo martillo. Eitri accedió y el maestro herrero enano y sus ayudantes comenzaron a forjar un nuevo martillo.

El martillo fue bautizado como Destructor de Tormentas y, después de ayudar a Bill en la derrota absoluta de los demonios, fue dotado por Odín de un hechizo que permitía que Bill cambiase de su forma korbinita a su forma de guerrero.

El Destructor de Tormenta sirvió a Bill Rayos Beta en multitud de batallas, contra los demonios de Surtur, durante la crisis conocida como Seguridad Máxima, ayudando a los asgardianos ante la llegada del Ragnarok y otras.

En un momento dado, y mientras formaba parte del grupo conocido como los Starblasters, el Destructor de Tormentas adquirió poderes cósmicos otorgados por Estela Plateada, como única manera de mantener con vida a un malherido Bill Rayos Beta, aunque esta situación no duró demasiado.

Recientemente, cuando Bill Rayos Beta fue capturado por los Skrulls, estos lograron por medios desconocidos partir en dos el Destructor de Tormentas, que fue otorgado a una guerrera que fue enviado a Asgard para acabar con los dioses nórdicos como parte de su guerra santa para hacerse con la Tierra.

Llegado el momento, la guerrera volvió a fundir el Destructor de Tormentas el cual lanzó contra Broxton, dispuesto a destruirla, sin embargo Thor logró interceptar el martillo antes que causara una catástrofe y, una vez derrotada la Skrull, el hijo de Odín le devolvió el Destructor de Tormentas a su legítimo dueño.

El Destructor de Tormentas acompañó a Bill Rayos Beta en su cruzada contra Galactus, el cual había destruido a su pueblo al consumir el planeta en que habitaban. Durante su guerra, Bill Rayos Beta se encontró a la raza de los I’Than, que al verse amenazados por el Devorador de Mundos decidieron enfrentarse a él en un último enfrentamiento.

Pese a compartir un mismo objetivo, Bill Rayos Beta no podía permitir que los I’Thanios se sacrificaran en un ataque suicida contra Galactus y los infectó con un virus, obligándoles a huir como condición previa a darles la cura.

Sin embargo, este acto deshonroso provocó que Bill Rayos Beta dejara de ser digno para empuñar al Destructor de Tormentas, de forma que no pudo levantarlo debido al hechizo de Odín, esto obligó a Bill a luchar en su forma korvinita en el combate final contra los I’Thanios para, paradójicamente, evitar que estos asesinaran a Galactus ya que la muerte del Devorador hubiera desembocado en una gigantesca explosión que hubiera acabado con millones de vidas.

Con este acto, que bien podría haberle costado la vida, Bill demostró que continuaba siendo digno de levantar el Destructor de Tormentas el cual pudo volver a empuñar su arma.