Doctor Muerte II

Cuando el androide conocido como la Visión se hizo con el control de las computadoras de todo el planeta, viendo como la humanidad rechazaba su ofrecimiento de llevarlos a una nueva edad dorada, el Doctor Muerte fue uno de los cuatro individuos a los que el androide se dirigió para “tutelar” a la humanidad e impedir que esta se autodestruyera. El Doctor Muerte y sus aliados crearon un ejército de robots y androides con el que conquistaron el planeta convirtiéndose en sus nuevos amos.

Sin embargo, pese a su poder e intelecto, el Doctor Muerte no era mas que un humano y finalmente le llegó su hora, falleciendo. Pero algo tan nimio como la muerte no iba a detener a alguien como el monarca latveriano, que fabricó un clon al que dotó de su conciencia y recuerdos, pero al que privaron de uno de sus rasgos mas característicos, la de ser un hombre fiel a su palabra.

Este segundo Doctor Muerte, el cual se ignora cuando entró en acción, formó parte importante de la expansión de la humanidad en las décadas siguientes logrando formar un pequeño pero sólido imperio. Sin embargo, todavía no podían enfrentarse a otros imperios como los Kree, los Skrulls o los Shi’ar, es por ello que ya en el siglo XXII, el Doctor Muerte II y sus aliados pactaron una alianza con los dos primeros para acabar con los principales imperios estelares de los Badoon, los Shiár y los Rigelianos. En un principio los Kree y los Skrulls aceptaron, pero siempre teniendo en mente traicionar a la Tierra. Así, mientras las fuerzas de la Tierra dirigidas por el Doctor Muerte II acababan con los Shi’ar, los Kree y los Skrulls pactaban con los Badoon formando una alianza que debía destruir la Tierra.

Pero el clon de Muerte y sus aliados ya había previsto la traición de sus aliados y había tomado medidas, había introducido un virus informático que le permitió suplantar a la Inteligencia Suprema, había encontrado el mundo donde se escondían las hembras Badoon tomándolas como rehenes y había usado una droga con los Skrulls que acabaría con ellos de no suministrarles periódicamente un antídoto. Ante la disyuntiva de la rendición o la aniquilación, los enemigos de la Tierra se rindieron, y el Doctor Muerte II y sus huestes encontraron abierto el camino para subyugar el resto del Universo.