Fantasma

Joost Van Straaten fue en vida un honrado capitán de barco hechizado por Mefisto que, sumido en la codicia, forzó a sus hombres a buscar un tesoro, aún a riesgo de las vidas de éstos durante una fiera tormenta. A causa de tan horrible crimen, la Muerte se negó a tomar el alma del holandés, pronunciando una horrible maldición: "Tú nunca conocerás el descanso; navegarás por los siete mares en un viaje sin fin, y los hombres te llamarán el Holandés Errante". Siglos después, Mefisto invoca el alma de Van Straaten desde el Limbo donde moraba y, prometiéndole anular su condena, le fuerza a rendirle lealtad. A cambio, el fantasma deberá enfrentarse a Estela Plateada. Para ello, el demonio convoca los poderes de las tinieblas y le da el poder que cree necesario para aplastar al viajero estelar. De este modo, Van Straaten y Estela Plateada luchan encarnizadamente con la ciudad de Nueva York como telón de fondo mientras Mefisto contempla la escena, esperando tener el alma de este último, como siempre ha ansiado. Cegado por la codicia, el demonio viaja a la Tierra para presenciar el combate en primera línea, llegando a "colaborar" ayudado por su poder de invisibilidad. La pelea continúa encarnizadamente, trasladándose a un túnel de metro. Estela Plateada, por medio de la palabra, comienza a confundir al Holandés Errante que, desesperado y presionado por Mefisto, acaba tomando a una joven que se encontraba allí como rehén. Ante la disyuntiva de entregar su alma y salvar a la joven, o dejar que muera y seguir siendo el dueño de su alma, Estela Plateada reúne y concentra su poder cósmico para atacar al fantasma sin que la chica sufra daño. Al observar esta escena, el Holandés comprende que su espectral espíritu no está más allá de la redención; por tanto, aunque nunca conocerá el descanso, se opone a servir a Mefisto. En ese instante Estela Plateada se acerca a él y reconoce que, a pesar de su maldición, es quien más se ha sacrificado, ya que ha puesto su libertad en juego para lograr el descanso eterno y, finalmente, aunque sabe que no lo obtendrá jamás, renuncia a seguir haciendo el mal. Como muestra de su compasión, el viajero cósmico derrama una lágrima de compasión por su antiguo enemigo, rompiendo así la maldición. Finalmente, el Holandés Errante se desvanece en el aire; su alma no vagará más, ya que ha sido salvada del limbo {SS 8~ 9}

Un tiempo después, el Holandes Errante, de nuevo bajo el servicio forzoso de Mefisto, intentó tentar a Eric Simon Payne, el Exterminador de Demonios, para que le entregara su alma a Mefisto. Cuando Payne se resistió, el fantasma lo envió a Portega, un pueblo de Centro América en medio de una guerra civil, y le otorgó armadura mágica a Ramirez y McCloskey, los dos generales de los ejércitos combatientes a cambio de unirse contra Payne y condenar sus almas. El Exterminador de Demonios pudo con los soldados, y el Holandés Errante le atacó personalmente, creando un portal al Infierno de Mefisto. Payne se refugió en una iglesia, y atacó al fantasma con agua bendita, acabando con su poder. El fantasma errante desapareció, jurando que volvería a por el alma del Exterminador de Demonios {M/CP 46~ 49}.