Connors, Curt

Curt Connors era un excelente cirujano que perdió su brazo izquierdo durante la guerra. Semejante pérdida puso fin a la carrera médica de Connors que desde entonces dedicó su considerable intelecto a la investigación, en concreto a un campo, usar el ADN de los reptiles, en especial sus propiedades regenerativas, para hacerse crecer un nuevo brazo.

De esta manera, Connors fabricó un suero el cual se inyectó, convirtiéndole en un híbrido de humano y reptil, los efectos fueron inmediatos y Connors vio como se brazo se regeneraba, durante unas horas, la alegría del científico fue inmensa, no solo había logrado volver a estar “entero” sino que millones de personas podrían beneficiarse de sus descubrimientos, el hecho es que millones de personas se vieron afectadas en mayor o menor medida por los actos de Connors pero no de la forma que el científico había planeado, y es que el suero no se detuvo una vez hubo devuelto a Kurt su brazo, sino que siguió mutando en cuerpo del científico hasta transformarlo en un lagarto humano al verse alterado el ADN de reptil que yace latente en el interior de todos los seres humanos.

Paradójicamente, la transformación en reptil humano no había privado totalmente de inteligencia a Connors que todavía conservaba ciertos instintos e inteligencia, tal vez siguiendo el instinto de no estar solo, usó el suero para convertir a su esposa en un espécimen como él, y a continuación ambos infectaron todo el vecindario. Las cosas aquí se descontrolaron, a diferencia de Connors, las mujeres afectadas por el suero podían procrear, a razón de treinta huevos al mes con lo que el número de lagartos humanos se disparó.

Los primeros intentos de las autoridades para detener la expansión de los reptiles fueron inútiles y cuando se presentó una respuesta organizada, los lagartos ya habían ocupado toda la costa oeste, adueñándose de docenas de ciudades y provocando cientos de miles de muertos hasta que el gobierno renunció a acabar con ellos y prefirieron contenerlos, levantando un enorme muro que impedía que los lagartos se propagaran hacia el este.

Esta situación duró mas de una década en la que se ignora que hizo Connors, pero el hecho es que pasados nueve años, el antiguo científico revirtió a su estado humano, incapaz de abandonar el muro, Kurt convivió con los lagartos que sentían en su interior el lagarto que todavía llevaba dentro y por tanto le dejaban en paz, pero a diferencia de ellos, Connors buscaba la manera de acabar con los monstruos que había creado.

Finalmente, Connors creyó hallar la respuesta al encontrar en la Bahía de San Diego un submarino nuclear varado con su mortífera carga todavía intacta. Tras llegar al submarino con una chalupa, se dispuso a prepararlo todo para disparar las bombas nucleares y así acabar con todos los reptiles. Por desgracia, en su obsesión por poner fin al infierno que había creado, Connors no había tenido en cuenta dos cosas, el efecto sobre las poderosas explosiones sobre la falla de San Andrés en California, y el hecho que el Muro no contendría la radiación y que esta se propagaría afectando no solo a los reptiles sino también a los humanos que vivían en el continente con lo que las víctimas podrían ascender a cientos de millones.

Afortunadamente, a la Tierra 21117 llegaron los viajeros dimensionales conocidos como los Exiliados, los cuales llegaron con una sola misión, evitar que la bomba detonase y provocase millones de muertos. Los viajeros dimensionales hubieron de cruzar un paraje lleno de reptiles asesinos que protegían su territorio hasta llegar a la Bahía de San Francisco donde descubrieron el submarino donde Connors se encontraba y dos de sus miembros, Destello y Mímico, entraron para intentar detenerlo.

Al ver a intrusos, Connors disparó sobre ellos pero cuando vio que no podía dañarles, paró de disparar aunque siempre amenazando con detonar las bombas, sin embargo Mímico logró convencerle que de esta manera provocaría miles de muertos y el científico finalmente desistió de detonar las bombas, sin embargo el sentimiento de culpa por sus actos era demasiado grande, y abrumado por la culpa volvió la pistola contra él y se disparó en la cabeza provocándose la muerte.