Emma Frost

Emma se baja en Boston para visitar a su hermano, que está viviendo independizado en una casa hermosa de varias plantas. Se acerca al edificio, pero de golpe, un hombre joven de aspecto hispano sale de la puerta, casi empujando a la chica. Parece muy enfadado. Emma no sabe quién puede ser, hasta que en su mente aparecen unos imágenes. Son como unas fotografías viejas: una con un bebé, otra con su madre, luego un cementerio y... el encuentro de este chico con Christian. Se cogen de las manos, charlan del tema de "ser diferente". La heroína enseguida se da cuenta de todo. Christian saluda a su hermana y Emma curiosea sobre su compañero. Le parecía que tenían confianza, pero el chaval huye de la respuesta.

Las hermanas Frost están tomando el sol en una terraza al lado del mar. Adrienne tiene un empleado que le está poniendo crema, Emma está leyendo un libro y Cordelia está aburrida, sin ni siquiera quitar su ropa gótica. La hermana mayor está burlándose del asunto de marihuana del día anterior, está segura que a la hora de tomar control de la empresa de su padre, ella es la candidata perfecta: es fiel, lista y ambiciosa. A Emma le parece, que esta rubia presumida sabe lo de la homosexualidad de Christian, pero no puede comprobarlo, ya que es la única persona, cuyos pensamientos no conoce leer. Un misterio total.

Emma camina por la calle pintoresca del sur de Francia. Alguien le empuja en la muchedumbre y se gira para ver quien es este sinvergüenza. El tipo parece tener mala leche, su cara refleja el odio y lleva ropa de un punk. Sin darse tiempo de enfadarse con él, la chica tiene una visión: la cabeza cortada de su hermano Christian está en un plato, como si fuese una comida. Esta imagen le pasma y cae al suelo. Tras pasar unos minutos, una anciana le acerca para preguntar si necesita el médico. La joven se levanta sola, dándole gracias en francés. Durante la charla Emma se fija en la revista que lleva la señora. En la portada le sonríe alguien a quien conoce muy bien.

Llega la tarde. Christian está tocando el piano en compañía de su hermana. Emma quiere que sean lo máximo sinceros y le pregunta sobre su homosexualidad. El chico no parece estar dispuesto a abrirle su alma, y con razón: ella no le abrió el secreto sobre sus poderes tampoco.

Emma acaba de hacer compras y camina por la ciudad nocturna. Por casualidad nota que su padre sale de las puertas de un hotel, acompañado por una joven morena en un vestido impúdico. La chica saca la cámara y toma una foto como le está metiendo la mano. Esta misma tarde, la protagonista intenta entrar en un club, pero el guardia no le deja. Entonces, necesita leer sus pensamientos para chantajear. Y lo hace con éxito. Espiando a su padre, la joven descubre otra escena, que absorbe toda su atención: Christian está tomando bebidas con… ¡el hombre rockero del día anterior! Como es de esperar, el hermano empieza a sentirse mal, y justo en este momento el malvado se retira con él. Emma está furiosa, y corre detrás de ellos. Con su poder mental, hace que el maníaco se huye. El mismo instante viene Mr. Frost con su amante y observa esta escena rara.

Por fin, Christian confiesa a la hermana sobre su orientación sexual. En las puertas aparece una grabadora de voz, que es de Adrienne. Una traición así era de esperar, sin embargo, los chicos se quedan boquiabiertos. Al final, viene Cordelia, porque escucha los gritos de la gente peleando en la habitación. Lleva una camiseta que deja de ver el estómago y Mr. Frost enseguida nota que se ha hecho un piercing en el ombligo, está muy enfadado. Para vengar a la hermana mayor, Emma trae aquella revista que le he dado la anciana, una de moda, donde Adrienne posa en un vestido obsceno en la portada. Winston no puede creer, que su "mejor" hija ha preferido carrera de una modelo a su negocio familiar.