Howard the Duck vol 2

Varios huéspedes del singular hotel se sientan para desayunar todos juntos. La mesa la preside Caín quien espera que todos hayan tenido desagradables sueños. Tras unos asquerosos planos servidos por Caín y Abel, Bev se pone a vomitar, pero Splatter la agarra a ella y a Howard y se los lleva. Tiene un pase de invitados para el Show de Iprah. El tema de hoy es "¿Por qué las mujeres se entregas a los que no se enteran?". Pero a la que se alejan unos pasos del hotel Howard revierte a su forma de ratón.

Zacarías y el querubín Thrasher aterrizan frente al bar donde se encuentra Dios. Al entrar lo encuentran desdoblado en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, así que Zacarías intuye que es peor de lo que esperaban, aunque al menos esta vez no está ligando con jovencitos. Cuando Thrasher se le acerca para darle la noticia se gira enfurecido y desencadena su ira divina causando una gran explosión. Zacarías avisa a Thrasher que, como temía, ahora solo tienen una opción.

Splatter está fascinado con la historia de Bev y Howard y no para de tomar notas durante todo el trayecto en autobús. Cuando llegan al estudio de televisión Splatter y Bev son usados como invitados para el doctor Phlip quien se ensaña con Splatter acusándolo de ser un ISR, un inmaduro sin remedio. Su verborrea no deja espacio a Splatter para ninguna réplica. El show sigue avanzando cuando el Deuteromonio pose a Iprah. Cuyo primer acto es matar a todo el público.

Al ver como el Deuteromonio ha poseído a Iprah y como puede tomar el control de la Tierra a través de la televisión. Por este motivo Zacarías pide a Trasher que no tiene más opción que ir en busca del Santo de los Terapeutas.

Thrasher abre la urna en la que están encerradas las cenizas de Sigmund Freud y le dice que despierte. Pero nada más levantar la tapa recibe un disparo de un puro en el ojo que le destroza la mitad del cráneo. Pero como es un ángel no puede morir de esa forma. Thrasher le dice que solo cumplía órdenes. A Freud no le gusta la idea de tener que enfrentarse a Deuteromonio pero no se asusta por ello y se marcha.

Mientras Iprah habla, Howard no puede resistir la tentación de dirigirse hacia ella, el Deuteromonio lo ve y cuando le hace algunas pregunta lo juzga culpable de negatividad y se empeña en salvarlo. Pero como Howard persiste en su actitud negativa, el Deuteromonio se enfurece. En esas entra Freud y se enfrenta a ella usando la lógica para derrotarla. Pero en el último momento Iprah prevalece y destruye a Freud. Howard agarra el puro del psicólogo y de él sale un rayo que alcanza de lleno a la telepredicadora rompiendo su enlance con el Deuteromonio. Pese a la advertencia de Bev de soltar inmediatamente el puro de Freud, Howard le da una calada y queda reducido a cenizas.