Psi-Force

Kathy tiene una pesadilla en la que Psi-Hawk la persigue. Al despertarse violentamente se da cuenta que, durante el sueño, ha usado sus poderes telequinéticos inconscientemente y todo está tirado por la habitación. Stasi intenta reconfortarla cuando llegan varias otras chicas del Santuario atraídas por el ruido para ver si hay algún problema. Stasi no se le ocurre otra cosa que decirles que estaban redecorando la habitación, lo que exaspera a las chicas y se marchan enfurecidas.

A la tarde siguiente, los chicos están jugando al Monopoly, todos excepto Wayne, que todavía está enfurecido porque están juntos no por voluntad propia, si no por el control que ejerce sobre ellos Psi-Hawk.

Kathy está decida a marcharse y a la mañana siguiente se aleja del santuario maleta en mano mientras Michael y Stasi la observan desde una ventana deseándole lo mejor. Unas calles más lejos se sale al paso un hombre, pero Kathy lo empuja usando sus poderes telequinéticos. Cuando el hombre logra salir del arbusto donde la chica lo ha arrojado (pensando que le ha hecho una llave de kárate), se presenta como el detective privado Bert Olson, que sus padres lo han contratado para encontrarla. Para demostrar que dice la verdad le entrega una carta firmada por su padre que le pide que regrese. Kathy accede a acompañarlo, pero a penas se alejan de San Francisco, Kathy nota la fuerza del Psihawk intentando obligarla a regresar. Aunque usa sus poderes contra su voluntad para detener el vehículo, la chica hace un acopio de toda su fuerza de voluntad y logra resistir el impulso, por lo que siguen el viaje sin más percances.

Finalmente Olson y Kathy llegan hasta la casa de la chica donde los reciben sus progenitores. El padre agradece al detective el trabajo que ha hecho. Todos están contentos de volverse a encontrar. La vida vuelve poco a poco a la normalidad para Kathy, incluso sus padres le han comprado un coche para que se sienta a gusto, la llevan de compras, se reencuentra con sus amigas e incluso tiene alguna cita. Sin embargo, Kathy tiene la impresión que la están espiando. Unos días después, Skipper se para con su coche junto a Kathy y le dice que tal vez se ha precipitado abandonando al resto del grupo, ya que sin ella el Psi-Hawk será más débil y los puede poner en peligro. Kathy no quiere escucharlo y se aleja de él, ya que únicamente desea llevar una vida normal. Por su lado, Olson también está espiando a la chica y observa el encuentro con Skipper sin comprender que ocurre, ya que presiente que hay algo que no cuadra con la chica. Esa misma noche, Kathy se despierta como consecuencia de la manifestación del Psi-Hawk en su habitación. La chica le grita que se largue y le lanza varios objetos de la habitación, pero la entidad psíquica intenta controlarla para que se vaya con él. Haciendo un esfuerzo, Kathy logra vencerlo y el Psi-Hawk se marcha. En ese momento entran sus padres atraídos por los ruidos, pero Kathy logra tranquilizarlos. Como Kathy no logra dormir y ya casi está amaneciendo decide vestirse y salir de casa, pero cuando llega hasta el parque al ver al resto de sus compañeros del Santuario se da cuenta que ha sido empujada por Wayne. Enfadada Kathy usa sus poderes para lanzar un banco sobre el chico. Se desata una pequeña lucha pero no logran convencerla para que se quede y Kathy se marcha. A la mañana siguiente, Kathy sorprende a Olson mostrando unas fotografías del incidente en el parque. Sintiéndose traicionada, Kathy arroja a Olson contra un bufe. Al ver lo que su hija es capaz de hacer su padre la teme y su madre le pregunta porque ocultó su problema e impidió que pudieran encontrarle un tratamiento. Sus amigos entran en casa y Wayne borra el recuerdo de lo ocurrido de las mentes de los padres de Kathy. Tras hacer que le entregue las fotos y los negativos, hace lo propio con Olson. Abatida, Kathy se despide de Benjamin y todos se marchan de regreso a San Francisco.