Selene intenta quemar Roma
XFOR3 11-FB
Tras una de lsa sesiones en el senado, en la que pide el apoyo a Mascius mientras el emperador está ausente, Eliphas regresa a casa y encuentra a Aurelia en brazos de Mascius. La mujer se ha cansado de él y lo hecha entregándole desdeñosamente sus pendientes para que los entregue a la esclava para que los limpie mientras se entrega a Mascius. El hombre se encuentra solo en mitad de la calle y se cruza con una niña hambrienta y poble, la pequeña Claudia, a la que decide dar un trozo de pan y los pendientes de Aurelia. Entonces oye una voz que lo llama, es Selene que le ofrece la inmortalidad a cambio que le entregue todas las almas de Roma.
Eliphas está desorientado y al día siguiente cuando se dirige al Senado descubre que Maschius le ha robado su asiento. Esa misma noche ve como Aurelia quema todas sus posesiones y no le deja entrar en casa. Con todo perdido, Selene lo tiene donde quiere y le enseña un conjuro mágico para crear varios fuegos en toda la ciudad, cinco puntos de un pentagrama. Eliphas está decidido a llevar a cabo el siniestro plan, pero en la calle se vuelve a encontrar con Claudia pidiendo limosna. El hombre decide contarle a la niña lo que va a ocurrir para que se salve.
El padre de Claudia da crédito a la historia de su hija y se lo cuenta a Senador Mascius en lugar de huir de la ciudad. Así, aunque Eliphas escribe cuatro de los cinco puntos, cuando está a punto de terminar con el quinto es apresado por Maschius. Los soldados romanos tienen una trampa a Selene a la que atraviesan con varias flechas, pero la mujer no muere, aunque está lo suficiente debilitada para que puedan apresarla. Selene y Eliphas son llevados hasta las afueras de Roma y atados a dos postes sobre pilas de leña a las que los soldados prenden fuego. Selene se libera y mata a los soldados. Enfurecida por el fracaso de Eliphas decide maldecirlo con una vida eterna de tormento y lo transforma en una especie de vampiro.
Selene enseña a Eliphas un conjuro incendiario y el hombre se desplaza por Roma emplazando los sellos mágicos que prenderán la ciudad entera.
