Siege: Loki

El Doctor Muerte se despide de Loki en una proyección astral diciéndole simplemente que Loki sigue siendo Loki, lo que hace es por lo que permanece siendo él. Loki sale al balcón de su habitación y mira la ciudad de Asgard a su alrededor, considera que permanecen atrapados en Midgard y que necesita solucionar todo esto.

Sin ser visto, Loki manipula fácilmente a Norman Osborn haciéndole creer que habla con su propia máscara cuando es él quien habla a través de ella. Loki utiliza los delirios de grandeza de Norman en su contra incitándolo a escribir su nombre en los libros de historia como algo más que una nota al pie de página.

Loki viaja hasta Latveria donde encuentra los espíritus de tres guerreros que le sirvieron en vida. Al no existir Hel, los espíritus se han quedado atrapados en la Tierra. Loki los captura en un árbol místico e invoca a las Disir, quienes en apariencia son solo una leyenda. Las valquirias malditas aparecen y devoran las almas de los guerreros. Loki quiere que le sirvan, pero ellas le hacen frente. Sin miedo a la derrota, Loki se enfrenta a las Disir y las vence, por lo que ellas le juran obediencia, para ello el Dios del Engaño coge la corona de Brün y la transforma en un anillo, proclamándolas así sus esposas.

Loki visita a Hela para advertirle que Asgard se encuentra bajo asedio y que pronto habrán muertes y la insta a que trate de forma pertinente a las almas de los fallecidos, pero Hela se queja que no tiene Hel para llevar a los muertos. Loki le habla sobre las Disir y le demuestra que existen realmente mostrándole los fragmentos de almas de los guerreros asgardianos y le pregunta que le concedería quien le consiguiera un infierno y ella le responde que lo que quisiera.

Loki demuestra el poder de las Disir a Mefisto, la valquiria K?ra derrota con facilidad a uno de los mejores demonios de las legiones de Mefisto. Loki le ofrece el servicio de trece Disir durante ciento un días a cambio que le conceda un trozo de su reino a Hela durante ciento un años para que construya allí un nuevo Hel. Más que por el pacto en sí, Mefisto siente curiosidad por las maquinaciones de su visitante, así que decide aceptar su trato y empieza a redactar el pacto en un pergamino.

Loki, Mefisto y Hela se reúnen en las nubes sobre Asgard mientras contemplan como la ciudad cae. A cambio de haberle entregado un nuevo Hel, Hela le promete que su alma estará fuera del Libro de Hel y no se le perseguirá. Mefisto se siente curioso que, siendo él el señor de las Disir, no haya impedido directamente que devoren a los caídos, pero Loki le responde que donde estaría el divertimiento en impedir que las Disir devorasen a los muertos cuando ellas descubran que las almas no están realmente en Hel irán a por ellas. Todos sus esfuerzos son para obtener la libertad, incluso en la muerte, Loki invita a Mefisto a contemplar el espectáculo que se avecina.