Este hombre... ¡Esta bomba!
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Con los tres mutantes convertidos en bombas vivientes, Hank empieza a trabajar a contrarreloj para intentar encontrar una solución que pueda curarlos. Al ver que no encuentra nada concreto le pide a Rachel si en el caso de extrema necesidad estaría dispuesta a inducir en coma a los tres usando sus poderes psíquicos ya que eso desaceleraría las funciones vitales y permitiría que su organismo se restableciera solo al cabo de un tiempo indeterminado. Poco a poco las otras posibles soluciones van fallando, Gambito, Cámara, Vaina, todos fracasan. El Sapo tiene una conversación con Pícara sobre Magneto, pero ni en estos desesperados momentos, Pícara se decide a llamarlo. Finalmente el Mímico propone intentar cortocircuitar los poderes tal como le ocurrió a él en un enfrentamiento contra el Superadaptoide. Sin ninguna carta mejor sobre la mesa, Arma Omega, el Mímico y Pícara intenta de nuevo absorber sus poderes simultáneamente. Ello restablece al Mímico y Pícara, pero deja a Arma Omega como el principio. Aunque Michael quiere morir, el Mímico lo convence para que se deje inducir en el coma curativo. Usando los poderes de Rachel, el Mímico entra en la mente de su amigo y le provoca un coma. Hank lo coloca en una cápsula para que pueda irse recuperando y el Mímico decide quedarse en el Instituto. Fuera Lobezno tiene una lección de lucha con los alumnos de la escuela.
