De repente... el Hombre Submarino
A 40
La Viuda Negra roba un avión de la base militar dirigida por el General Ross para huir hacia extremo oriente con los planos secretos.
Lugar: Atlantis
Personajes: Lord Vashti; Namor
Lord Vashti le dice a Namor que hay un submarino cerca de Atlantis, disparando torpedos a un arrecife de coral. Namor intercepta uno de los torpedos y lo desvía, para hacer huir al submarino, pero los militares no saben por qué Namor parece atacarles, y lo persiguen, quedando atrapados en un banco de algas. Namor escucha cómo piden ayuda a la base naval, y decide acudir a la base para destruir las naves antes de que pongan en peligro a Atlantis.
Mientras los Vengadores limpian los destrozos ocasionados por su pelea contra el Triunvirato del Terror, la Bruja Escarlata sufre un desvanecimiento. Más tarde reciben una llamada del Capitán América que les pide que pongan a recaudo un poderoso artefacto llamado el Cubo Cósmico. Como Mercurio se queda para cuidar de su hermana, Hércules acompaña a los Vengadores en esta misión.
Los Vengadores llegan a la Isla de Puerto Nuevo siguiendo las indicaciones del Capitán América, y ven que Namor está atacando la base naval de la isla. Creyendo que está aquí para hacerse con el Cubo Cósmico, le atacan y Hércules le hace huir al mar. Allí, Namor decide encontrar el objeto que buscan los Vengadores, y utiliza a las criaturas marinas para localizarlo. Cuando lo recoge del fondo marino descubre que sus pensamientos se hacen realidad. Entonces regresa a la base naval para atacar de nuevo a los Vengadores, utilizando el Cubo para crear un monstruo llamado la Amalga-Bestia. Al final, la Avispa consigue cortar la cadena que sujeta el Cubo al cuello de Namor, y el artefacto cae a una profunda sima, mientras los otros vengadores derrotan a la Amalga-Bestia. Namor huye de nuevo, sabiendo que no puede enfrentarse a los Vengadores y al ejército.
El Hombre Topo encuentra el Cubo Cósmico en uno de los túneles de su reino. Sin conocer el terrible poder del artefacto, el Hombre Topo lo arroja como si fuera un objeto sin valor.
