Clarisse van Ripper

La casa familiar de Clarisse era un lugar de alegría, abierto a los niños de la calle, convirtiéndose en un orgullo de la comunidad. Clarisse sentía que lo daba todo, pero recibía poco a cambio, así que empezó a desarrollar un odio patológico hacia los niños. Un día mató a uno de ellos y a partir de ahí empezó a gozar de sus muertes, pero en una ocasión y niño descubrió cuando iba a matar a otro y huyó de ella. Clarisse lo persiguió, pero cayó por las escaleras quedándose paralítica y sin poder hablar. Durante años quedó recluida en su silla contemplando con odio desde su ventana como los niños jugaban {MSU 1-FB}.

Cuarenta años después se presentó en su lecho un enano con una Carta Negra de conteniendo una página del Darkhold ofreciéndole volver a sentir y andar de nuevo. Clarisse aceptó si bien no era lo que había imaginado, sentir todo a través de un demonio infernal, para ella lo más importante fue poder volver a matar {MSU 1-FB}.

Las muertes causadas por el demonio de Clarisse atrajeron a Tarrytown a John Blaze y el Motorista Fantasma. A través de los ojos del demonio vio a los héroes investigando en el pueblo, así que los siguió furtivamente. Pero cuando pasó cerca de unos niños no pudo resistir la tentación y envió al demonio a matarlos, pero esto atrajo al Motorista Fantasma y su compañero forzando a la criatura a escapar. Pese al control que ejercía sobre la bestia, el demonio regresó a la casa donde John Blaze disparó contra su cabeza matándolo. Al ver a la mujer postrada en el lecho acercó su oreja a ella y Clarisse le confesó su historia. El Motorista descargó entonces su mirada de penitencia en ella haciéndole sentir un dolor atroz después de todos esos años sin poder sentir nada {MSU 1}.