S.H.I.E.L.D. vol 1

Un objeto extraño cae del cielo en medio de una bola de fuego. El faraón Jasejemuy, hijo de Horus, hijo de Set, el mayor de su generación y gobernante de los Reinos Alto y Bajos acode a investigar lo ocurrido, pero es atacado por guerreros del Nido y muere con violencia y horror transformado en una de las criaturas alienígenas. Un ejército de alienígenas del Nido amenazó con destruir toda la civilización, pero Imhotep encabezó un ejército contra los invasores del espacio, entre cuyas filas se encontraba En Sabah Nur, y se enfrentó a las bestias. El guerrero fue capaz de matar a la reina del Nido atravesando su pecho con su escudo que se convirtió en un símbolo para una organización secreta que se encargó desde ese momento de proteger a la humanidad de lo conocido y lo desconocido.

Un sirviente entrega a Zhang Heng la Lanza de Imhotep y le dice que la ha examinado atentamente, pero que es un arma ordinaria de madera y metal. Aún así, Zhang Heng coge la lanza que ha estado siempre custodiada en oriente y asciende por la gigantesca pagoda que ha sido construida para ascender hasta alcanzar el rostro de la Mujer Celestial. Al llegar a la cumbre le dice al Celestial que tome la luz del Sol como un don y no como una carga.

Lorenzo y Pietro ponen al descubierto unas manchas oscuras que han detectado en el Sol y se las muestran a su maestro, Leonardo Da Vinci. Lorenzo cree que es a causa de ellas que el aire está enrarecido y anormalmente frío. Leonardo decide que tienen que hacer algo al respecto, ya que ellos son el Escudo, así que va a construir un artefacto.

Leonardo ha terminado el artefacto en el que ha estado trabajando todos estos años, así como un traje espacial para viajar hasta el mismo Sol y hacer frente a las manchas solares que están consumiéndolo. Pietro advierte que se les está terminando el tiempo y que lo que quiera que haya ahí dentro está creciendo. Sin más demora, Leonardo se coloca el traje y agarra la esfera que ha construido, algo que asegura, les permitirá salvarlos a todos, adecuado para las circunstancias, ya que no es así como termina el mundo.

Varios agentes del Escudo se reúnen en le taller de Galileo donde ultiman los preparativos que la máquina que ha creado el famoso astrónomo. Uno de ellos le pregunta como sabe que la máquina será efectiva y Galileo le contesta que la máquina debe hacerlo porque esa no es la forma en la que termina el mundo. Sobre la capital del Estado Pontificio se alza Galactus guiado por su heraldo.