Wolverines

Fantomela y Culpepper se han infiltrado en la guarida del Castigador para robar una de sus camisetas. Para su sorpresa lo encuentran durmiendo con ella puesta y no ven ninguna de repuesto. Fantomela decide usar una ilusión de fuego para despertarlo esperando que se quite la camiseta. Para su sorpresa, el Castigador no hace lo que esperaban y en lugar de quitársela agarra unas gafas de visión nocturna para comprobar si el fuego es real o una ilusión. Descubierto el engaño se ven obligados a escapar corriendo, ya que el Castigador empieza a disparar a lo loco. Afortunadamente, en medio del alboroto, encuentran la camiseta con la calavera roja de los Thunderbolts y se la llevan.

Paolo, el hombre que realiza las ventas del material que Fantomela roba, está entusiasmado con la camiseta roja del Castigador y le asegura que conseguirá un buen precio por ella. El compañero del Fantomela entra en la habitación, así que Paolo se despide y se marcha. El amigo Fantomela está molesto porque ella se dedica a robar poniéndose en riesgo mientras que él puede conseguir todo lo que necesitan de forma mucho más fácil. Pero a Fantomela le entusiasma la vida que lleva y no quiere cambiarla. Mientras discuten sobre todo eso, aparece Sifón. El hombre pide a Fantomela que se marche y se enfrenta al monstruo para darle tiempo a huir. Sifón lo agarra por el cuello y lo arroja fuera de la habitación. Sifón extiende los brazos hacia Fantomela, pero aparece X-23 y se los corta de un disparo con un arma recortada.