Conan The Barbarian vol 1

Conan llega exhausto hasta las calles de Aghrapur y sin demora continua azotando a su caballo. En palacio Narim-Bey muestra al Rey Yildiz los nuevos guardias, una tropa de impresentables, pero es lo mejor que el comandante ha podido conseguir. Feyd-Ratha se deleita con la escena y hace partícipe de sus ironías a Amytis, la mujer de Narim-Bey, quien le replica sin cortarse. Pero al rey le gustaría un bárbaro bruto y enorme que lo protegiera, en ese preciso momento llega Conan violentamente prácticamente arroyando al rey. Pero antes de que pueda dar su informe se desmaya. Asombrado por su tenacidad, el Rey ordena que lo limpien y que lo hagan su guardia personal. Amys ordena que lo lleven con cuidado y lo trasladen a sus aposentos. Al día siguiente Conan se despierta bruscamente agarrando con fuerza el brazo de la sirviente Shiiba creyendo que todavía está en tierras hostiles. Amytis lo calma y se ocupa de él. Pero el comandante está fuera y Conan seduce con facilidad a su mujer. Como guardia personal del Rey, Conan tiene que entrenarse en el uso del arco, arma a la que no está habituado. Mientras realiza prácticas en el patio dos soldados se burlan de él, pero Conan se acerca a ellos y los deja inconscientes haciendo chocas sus cabezas. Así que sigue practicando en silencio pero sin grandes mejorías. El Rey está contento con él y, acompañado de Narim-Bey y Amytis, le muestra una estatua descabezada traída desde la ciudad de Razadan, la ciudad es gemela con Dimmorz, donde se encuentra la cabeza de la estatua y su hijo Yezdigerd la tienen sitiada. Así que cuando tengan la estatua completa podrán apreciar el poder del Rey. El tiempo pasa y Conan sigue entrenándose y visitando por la noche la cámara de Amytis. La mujer se ha dado cuenta que Conan tiene algo pendiente con Yeldigerd. Aunque Dimmorz ha caído y va a celebrarse un desfile el hijo pródigo no va a regresar todavía ya que su ambición es demasiado grande. Unos guardias están a punto de descubrir a Conan, pero éste se escabulle entre las sombras. Al día siguiente tiene lugar el desfile y un sacerdote entrega la cabeza de la estatua al Rey Yildiz. Pero cuando la cabeza se une al cuerpo la estatua se anima matando a Velurr, uno de los guardias del rey. Narim-Bey también es golpeado y cae inconsciente. En un rincón el sacerdote controla la estatua. Conan se enfrenta a ella, pero su poder tampoco es rival para el gigante de piedra, pero cuando se percata que el sacerdote sostiene un amuleto, Conan le arroja el hacha matándolo gracias a su entrenamiento. El Rey empieza a abrigar sospechas que pudiera haber sido su hijo en responsable del ataque. Narim-Bey pide permiso al rey para usar a Conan en una misión al norte y el Rey se lo concede.