Nalee

Nalee era la hija del Hechicero Verde, líder de la tribu de los Verdes y que en el pasado salvó a su pueblo de los Caballeros de Hierro, los cuales esclavizaban a los Verdes para usar sus huesos con los que construían su Ciudad de la Muerte, lanzando un hechizo que levantó un muro de rosas con la que separar a su pueblo de sus enemigos.

Hacia ya muchos años y varias generaciones habían que habían pasado desde que el muro estaba levantado cuando nació Nalee, la cual creció feliz con sus juegos y diversiones apartada de los peligros reales del mundo, el Hechicero Verde se planteó en ocasiones que quizás tanto su hija como la nueva generación se estaban criando demasiado protegidos ya que nada sabían de los peligros que había tras el muro de rosas e incluso se planteó hablarle de los Caballeros de Hierro para preparla, pero cuando descubrió los poderes mágicos de su hija, que provocaba que sus lágrimas se transformaran en flores al tocar el suelo, cambió de táctica ya que pensó que por cada flor que Nalee derramaba, le ganaba terreno al terreno árido que dejaban tras de si los Caballeros y con el tiempo poco a poco, les arrinconaría y obligaría a retirarse. Sin embargo todos sus planes se vinieron abajo cuando Nalee, aprovechando que su padre había partido a inspeccionar y renovar el muro allá donde estaba mas debilitado, huyó junto al aprendiz de su padre, Vartu, para que le enseñara que había mas allá del muro de rosas.

Los dos jóvenes llegaron al muro y Vartu con su magia, abrió una pequeña brecha en el muro para que Nalee viera que había tras él, de inmediato el entusiasmo de la joven se transformó en horror cuando comprobó que detrás del muro solo había un terreno árido y desierto, pero su horror se transformó en terror al ver que ante ellos se alzaba un Caballero de Hierro el cual no dudó en capturar a Nalee y llevarla hasta la Ciudad de Muerte donde se la entregó a Maktu, su líder, que la convirtió en su prometida, la joven encerrada, solo podía llorar flores por su pena (para disfrute de Maktu y los suyos) al tiempo que suplicaba por la llegada de un campeón que la liberara.

Por su parte y tras haber fracasado en proteger a Nalee, Vartu intentó convocar a un demonio para que le ayudara a recuperar a su amiga, en lugar de un demonio, quien respondió fue Hulk que terminó acudiendo a la Ciudad de la Muerte atraído por la presencia de la joven de rostro bello, frente a él se alzaron los Caballeros de Hierro y, sorprendentemente, derrotaron a Hulk con enorme facilidad y lo hubieran rematado de no ser por la intervención de Nalee, que suplicó a su prometido que le perdonara la vida al recién llegado, encontrando divertido que una presa se convirtiera en custodio del gigante verde, Maktu aceptó y Nalee se dedicó a curar a Hulk de sus heridas.

En los días siguientes, Hulk fue obligado a trabajar brutalmente, siendo castigado duramente ante cualquier bajón en el trabajo o intento de rebelión, finalmente Nalee comprendió que para sobrevivir, tanto ella como su pueblo debían ser fuertes y lloró, lloró por la inocencia perdida, lloró por los muertos de su pueblo, lloró por su campeón matratado salvajemente.... pero por primera vez en su vida, no era llanto de dolor, pena o alegría sino lágrimas de ira y estas se transformaron no en flores, sino en gigantescos zarzillos que agarraron a sus carceleros y liberaron a su creadora y a Hulk.

Cuando los Verdes vieron lo que pasaba en el Castillo de la Muerte comprendieron que era Nalee que intentaba escapar y empuñando las armas abandonaron su largo periodo de paz para lanzarse a la guerra. Frente a ellos se alzaron los Caballeros del Hierro que centraron sus iras en Nalee comprendiendo que era la mayor amenaza, al ver a su amiga atacada, Hulk saltó sobre los guerreros pero nuevamente fue derrotado al tiempo que Maktu y los suyos acababan con gran número de los Verdes, aquello fue el motivo que Nalee necesitaba para dejar salir toda su ira, y sus lágrimas se convirtieron en árboles gigantescos de madera indestructible que caminaron a la batalla, acabando con Maktu y sus guerreros.

La batalla había terminado, los Caballeros del Hierro habían sido destruidos y los Verdes ya nunca mas deberían temerlos y el único precio había sido la inocencia de Nalee de la cual no han vuelto a tenerse noticias.