Corazón Viviente

Hace siglos, en la región de Dakota del Norte hoy conocida como Lago del Diablo, hubo un chamán sioux que se dedicó a practicar hechicería para prolongar si vida de modo antinatural. Este uso de la hechicería, contrariamente a como él creía, acabó por romper el equilibrio cósmico y puso las fuerzas místicas en su contra. Las barreras de la realidad se rompieron para él y sembró su propia condenación. Como castigo, fue sentenciado a una vida anormalmente longeva... pero su cuerpo se fue corrompiendo progresivamente hasta que tan sólo quedó su corazón, que fue creciendo en tamaño. En ese corazón quedaron atrapadas tanto la esencia vital del chamán como su consciencia, a modo de prisión mística subterránea bajo la montaña.

Sin embargo, aun carente de cordura, el Corazón Viviente sabía que el sacrificio de una mujer podría liberarle de su eterna prisión. Para ello, expandió su consciencia, invadiendo la mente de Paul Carpenter, para que éste matase a su esposa. Sin embargo, ésta huyó internándose en una ventisca, lo que imposibilitó el sacrificio. Horrorizado ante esto, Paul pidió a su hija Beverly que se marchase de allí, con la excusa de que "necesitaba estar solo para superar la muerte de su esposa". Beverly regresó cuatro meses más tarde, junto con Drácula, a quien había conocido un mes atrás durante un viaje en barco. El regreso de la joven acabó por desencadenar una serie de hechos inevitables: la presencia del corazón viviente, que había convertido a Paul Carpenter en un asesino, se apoderó además de Stuart, amigo de Beverly, y de dos víctimas del padre de ésta, un granjero llamado Anton Nyborg y el sacerdote del pueblo, el padre Aimes. El grupo de esclavos mentales atrapó a la joven en el momento en que el Señor de los Vampiros simulaba dar un paseo nocturno, llevándola al cubil del Corazón Viviente y prepararla para el sacrificio. Aunque Drácula, que en realidad había estado siguiendo al grupo hasta el interior de la montaña Corazón del Diablo, no tuvo demasiados problemas para enfrentarse a los esclavos mentales del Corazón, no llegó a tiempo para evitar que Paul Carpenter acuchillase mortalmente a su propia hija, cumpliendo así los deseos del Corazón Viviente, y alcanzando así la liberación del espíritu del chamán que habitaba en su interior.