Destino

Paul Destine se ganaba la vida en los años 20 como telépata en una feria. Con el paso de los años, Destine se dedicó a estudiar magia con la intención de descubrir más cosas sobre sus poderes. Así fue como supo de la existencia de los Ancianos. Esperando encontrar rastros de la civilización antártica, Destine fletó una expedición a la Antártida a bordo del rompehielos Oráculo, comandado por el Capitán Leonard McKenzie, en 1920. Allí, McKenzie y Destine encontraron la ciudad sepultada de los Ancianos. Destine ordenó romper el hielo para liberar el artefacto para incrementar sus poderes mentales. Tratando de activar los artefactos, inadvertidamente Destine provocó una avalancha. Gravemente herido, Destine pudo ver una corona que la avalancha había dejado caer cerca. La corona, que Destine llamó el Casco de Poder, incrementó enormemente sus poderes psiónicos, además de curar sus heridas y aumentar su tamaño, poder y fuerza. Más tarde se rebelaría que el Casco de Poder era en realidad la Corona Serpiente. Destine no regresó con la expedición, y utilizó una de las máquinas de los Antiguos para colocarse en animación suspendida durante un tiempo, durante el cual, sus poderes aumentaban.

Décadas después, Destine despertó de la animación suspendida, ahora se llamaba Destino, ya que creía que era su sino convertirse en el gobernante del mundo. Gracias a sus poderes telepáticos Destino supo de la existencia de los atlantes que vivían bajo los hielos de la Antártida. A modo de prueba para sus inmensos poderes, Destino provocó una serie de catástrofes y terremotos que apunto estuvieron de acabar con los atlantes. El príncipe de Atlantis, Namor, partió en busca del causante de los desastres que azotaban a su pueblo, y se encontró con Destino al que se enfrentó. Namor fue derrotado y Destino usó sus poderes mentales para destruir el asentamiento de Atlantes en el Ártico matando al emperador Thakkor y a su hija Fen en el proceso.

Posteriormente, Destino usó sus poderes mentales para obligar a Namor a volar a Nueva York, y allí le borró la memoria y limitó su capacidad para pensar. Así, Namor permaneció durante años viviendo como un vagabundo hasta que gracias a la Antorcha Humana, que le obligó a sumergirse bajo las aguas, pudo recuperar la memoria.

Destino por su parte, tras destruir los asentamientos atlantes en el Antártico y derrotar a Namor, volvió a colocarse en animación suspendida para que sus poderes se incrementaran todavía más. Años después Destino volvió a despertar de la animación suspendida, y de nuevo volvió a chocar con Namor. Después, Destino regresó a los EEUU, donde bajo su verdadero nombre se presentó como el tercer candidato para la presidencia del país. Usando el Casco de Poder, Destino controlaba las mentes de todo aquel que le escuchaba. En su encuentro final contra Namor, Destino usó la fuerza sobrehumana que le daba la Corona, para arrojar a Namor por el borde de un edificio. Incapaz de aceptar el hecho de que Namor sobreviviera a la caída, Destino se volvió completamente loco. Clamando que su poder era solo suyo, y que era igualmente poderoso sin el casco, Destino se lo quitó, y se arrojó por la cornisa dispuesto a demostrar que era capaz de levitar, lógicamente no lo consiguió, y murió a conscuencia del salto al vacío.