Tales To Astonish vol 1

Como el Hombre Alga supera en fuerza a Namor, decide usar el poder de su propio enemigo en su contra de forma similar a como los habitantes de la superficie practican el yudo y logra librarse del abrazo mortal del monstruo. Como ha de derrotarlo para poder encontrar la segunda pista sobre el Tridente de Neptuno, empieza a crear un remolino alrededor del Hombre Alga nadando a gran velocidad entorno suyo hasta que logra expulsarlo. De esta forma descubre una trampilla bajo sus pies, ese era el motivo por el que debía derrotarlo. Bajo ella parece estar una cavidad vacía, pero los temores de Namor se disipan cuando nada hacia él un pez con un diamante en su boca y le habla con la voz de Neptuno asegurándole que esa es la pista que buscaba. Namor comprende que debe buscar en el lugar en el que se encuentran los Diamantes de la Fatalidad.

Lady Dorma permanece confinada en una cámara imperial apesadumbrada por los remordimientos que siente por haber traicionado a Namor. En otro punto del Atlantis, Krang está furioso por los avances de Namor. Decidido a atender otros asuntos, se presenta ante Lady Dorma y le ofrece la mitad del reino si decide casarse con él. Cree que el pueblo la ama y será más fácil controlar a la gente. Como Lady Dorma lo rechaza, la atrapa en una plasti-celda y la hace descender hasta la calle, para que todo el mundo la vea humillada. Para completar la derrota de Lady Dorma la condena a ser desterrada al reino de los Sin Rostro. Dos guardias que no se atreven a desobedecer a Krang se disculpan ante Lady Dorma pero la llevan a las afueras de la ciudad donde la entregan a Zantor, quien sirve a los Sin Rostro. El atlante coloca a Lady Dorma en una capsula y la hace descender hasta lo más profundo de una sima marina. Al llegar al fondo, la cápsula se hace añicos y aparecen los Sin Rostro.

Un banco de peces informa del temible destino de Lady Dorma, pero Namor no se atreve a desviarse de su búsqueda, ya que eso podría implicar perder el reino. Un monarca debe anteponer el deber a su voluntad. Al acercarse a los Diamantes de la Fatalidad comprende porque se llaman así. Su fulgor drena su fuerza vital hasta hacerle caer de rodillas.