Almas perdidas
M/CP 49/2
Usando sus poderes psíquicos Payne consigue evitar que los disparos de sus enemigos lo alcancen y se aleja levitando. McCloskey le dispara entonces un rayo psico-humedecedor que consigue alcanzarlo y lo hace caer al suelo y les permite darle alcance. Payne no se rinde y usa el poder de la lanza para sobrevivir a los disparos que le alcanzan de lleno. Gracias a su arma puede curarse y escapar de nuevo. Esta vez regresa al pueblo y se refugia en la iglesia. El Holandés Errante lanza un conjuro con la sangre de su enemigo y rodea la iglesia con una fosa incandescente de fuego infernal que conduce directamente a los dominios de Mefisto. Tras derruir gran parte del edificio los Generales bajan hasta la iglesia desde la embarcación del Holandés Errante y encuentran que Payne ha sobrevivido escondiéndose en el refugio antibombas. Al pillarlos por sorpresa los dos caen por el borde de la fosa. Ramirez desaparece entre las llamas y McCloskey se ha logrado agarrar al borde, pero no consigue subir. El Holandés Errante se vanagloria de su victoria, ya que si lo deja morir su alma será suya y si lo salva, McCloskey podría atacarlo. Payne se gira y el espectro cree que se ha dado por vencido, pero éste agarra un frasco de agua bendita del altar y se lo arroja. Sorprendido por el ataque el espectro y el foso infernal desaparecen. El pueblo ha regresado a la normalidad, pero McCloskey ha perdido su alma irremediablemente. El Holandés vuelve a aparecer, pero demasiado debilitado para proseguir su lucha y le advierte que la próxima vez que se encuentren vencerá, pero Payne está tranquilo porque ha logrando derrotar a sus demonios interiores.
