Dios del Trueno renacido
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Un grupo de duendes de fuego transporta a un prisionero en el interior de un que recorre Niffleheim. En otro lugar del Reino de los Muertos, Thor saluda a Balder efusivamente, alegre de volver a verlo. Los sentimientos de Balder son recíprocos, cosa que no puede decirse hacia Loki. Pero la reunión se ve interrumpida cuando varios pirópodos los atacan. El Verdugo dispara contra ellos y como Thor no quiere desprenderse de su embarcación, Loki la encanta y el grupo se pone en movimiento. Los duendes de fuego siguen los siguen, así que deben luchar contra ellos. Por suerte se unen a la contienda Karnilla y Tyr. La Reina de las Cenizas se reúne con los jefes tribales de Niffleheim para convencerlos y que se unan a ella. Cuando Dama Allmour de las Tierras Placenteras le replica, la Reinad e las Cenizas la calcina, Huesonegro de los Draugr considera que nadie que falte de esta forma el respeto a los muertos puede gobernar Niffleheim, pero Gar-Toom, el Benesangre, quien habla por los asesinos de Hel, lo decapita y pregunta a la Reina de las Cenizas si les dejaría matar, ya que ni Balder ni Hela se lo permitía. Cuando afirma que así será, Gar-Toom se arrodilla ante ella. En otro lugar, Balder cree que Huesonegro no dejará que Sindr convenza a los demás jefes tribales. Thor teme que pueda caer y si ocurre Malekith tendrá al mayor ejército de los Diez Reinos respaldándolo. Aunque no han logrado descubrir el lugar en el que se desarrolla la reunión de los jefes tribales, sí saben que están transportando un arma secreta en el tren que va junto al río Helverr. El grupo se pone en marcha y lo intercepta en el Puente Gjallerbru. El grupo lo asalta y tras lograr descarrilarlo descubren que las armas eran Hela y el Lobo Fenris.
