Jenna

Jenna era una mujer de vida ligera que vivía de la picardía en las peligrosas calles de Shadizar la Malvada. Jenna conoció a Conan el Bárbaro en la taberna. Viendo que el cimmero poseía bastante oro lo convenció para que su amigo Maldiz lo funciera en una pieza con forma de corazón para que así pudiera transportarlo mejor. Jenna llevó a Conan hasta unas palmeras cercanas a la ciudad, donde pensaba seducirlo, pero un grupo de acólitos del Dios de la Noche los asaltaron y secuestraron a Jenna para sacrificarla a su dios. Conan se infiltró en el minarete donde se llevaba a cabo la ceremonia oficiada por la sacerdotisa Hajii. Cuando solaron las campanas irrumpió el Dios de la Noche, un murciélago carnívoro al que adoraban como a una oscura deidad. Conan intentó rescatarla, pero en el forcejeo el murciélago la agarró entre sus patas y Conan saltó sobre él arrantrando consigo a Hajii. El bárbaro logró matar a la bestia en pleno vuelo y todos se estrellaron en el exterior de la ciudad. Aprobechando que el bárbaro estaba aturdido por el impacto la sacerdotisa se dispuso a rematarlo, pero Jenna la golpeó con un brasero matándola. Esa noche la pasó con Conan entre palmeras, pero cuando éste despertó por la mañana, Jenna había desaparecido llevándose consigo el oro {CTB 6}.

Con el dinero se compró una taberna en un pueblo en Corintia. El destino quiso que Conan la encontrara casualmente, aunque no le guardaba rencor, Jenna se metió en problemas cuando Conan mató accidentalmente al magistrado que iba tras la recompensa que daba por su cabeza el Gobernador de Numalia, que lo acusaba de la muerte de su sobrina Aztrias {CTB 8}. Mientras escapaban de la ciudad, Conan y Jenna fueron atacados por un grupo de hombres salvajes, que resultaron ser innofensivos y los invitaron a su pueblo. Mientras permanecían allí, Jenna fue raptada por Garakaa, un extraño ser volador de piel azulada. Garakaa llevó a Jenna hasta su guarida en una torre rodeada de plantas carnívoras. Usando una manada de elefantes, Conan logró romper el cerco de las plantas asesinas y escaló la torre mantando a y liberando a Jenna {CTB 9}.

Cuando intentaban entrar en una ciudad corintia donde pasar la noche, Conan vio como los guardias de la ciudad al mando del Capitán Aron intentaban atrapar a un par de ladrones que corrían por los tejados. Conan los ayudó a huir, por lo que tuvo que unirse el mismo a la fuga cuando los guardias fueron tras los tres hombres. Jenna se encontró más tarde con ellos en el templo del dios Anu. Allí conoció a Igon, el más joven de los dos ladrones, con quien intimó e inició una relación. Igon y Jenna pasaron las noches juntos en lugar de unirse al pillaje de Conan y Burgun, el tercer ladrón, lo que les terminó salvando de la ira del Sacerdote Rojo cuando puso precio a sus cabezas {CTB 10}. Jenna e Igon tendieron una trampa a Conan, a quien drogaron y lo entregaron a los guardias. Conan logró huir de la prisión y regresó para vengarse. Primero mató a Igon y después llevó a Jenna hasta el tejado de la casa en la que se encontraba para arrojarla desde allí a un letrinal {CTB 11}.