Lucinda

Lucinda era la hija del Caimán, un importante traficante de droga colombiano. Un día mientras paseaba con Claudio, uno de los hombres de su padre, por un barrio de Bogotá, fue víctima indirecta del ataque de los Purificadores en el transcurso de la Guerra de Evolución. El Alto Evolucionador pensaba que las drogas suponían una amenaza para el mundo perfecto que pensaba crear, por eso el cártel del Caimán fue uno de sus objetivos. Claudio murió bajo el fuego de los Purificadores, pero el Castigador, que había viajado hasta Colombia también para encargarse del Caimán, salvó a Lucinda. La niña condujo a su salvador hasta la mansión de su padre, donde convenció a los guardias para que lo dejaran entrar. Dadas las circunstancias el Castigador y El Caimán aunaron fuerzas contra los Purificadores. El asalto final se produjo en la finca que tenía El Caimán en la jungla y donde había construido el acuario con caimanes que le daba su nombre. Tras liquidar al último de los Purificadores, El Caimán disparó contra el Castigador. Lucinda imploraba a su padre que no le disparara, pero el Castigador abrió fuego contra el acuario que cayó en trompa sobre el Caimán quien murió aplastado por uno de los cuerpos de uno de los cocodrilos. El Castigador sacó a Lucinda del agua y la salvó conduciéndola a través de la jungla sabiendo que quizá cuando creciera querría vengarse de él.