Los últimos días de la magia
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El Doctor Extraño se adentra en un complejo de cuevas lleno de trampas mortales buscando algún objeto mágico. Así cruza trampas de cocodrilos albinos y un río de magma. Para iluminarse recurre al Casco de Razadazar, un artefacto que consiguieron en Estambul hace tres días. Entonces llega hasta una cámara repleta de serpientes y para apaciguarlas recurre a su última reserva de Polvo de Isandra, hecho con pétalos molidos de atsinanana, que solo crece en los afilados precipicios de Madagascar. Varios Lobos Cazamagos van tras él y lo alcanzan cuando está rebuscando en lo que parece una vieja cámara del tesoro de un dragón ahora reducido a un antiguo esqueleto polvoriento. Usando una babosa een'gawari encuentra un arco mágico a tiempo para defenderse de los lobos y escapar a toda prisa. En el exterior lo están esperando Talismán, Bruja Escarlata y el Médico Místico. Inmediatamente el cuarteto inicia la huida y deben sacrificar la moto de Talismán para causar una explosión y dejar atrás a los lobos. Extraño está dispuesto a usar hasta su última gota de sangre para encontrar los objetos con los que hacer frente al Empirikul.
Los Inquisidores han quemado todos los libros de la biblioteca del Doctor Extraño, a excepción de un volumen. Cuando están a punto de abandonar el edificio se dan cuenta de la presencia de una nevera. Los Inquisidores se acercan al aparato y de ella sale Zelma arrojándoles a la cara dos cuencos de comida ácida. La chica les arrebata el libro y sale corriendo. En esas aparece Wong armado con uno de los cetros de los Inquisidores y los teleporta a ambos lejos de allí.
Wong ha llevado a Zelma hasta el Tíbet. La bibliotecaria quiere regresar, ya que ha encontrado lo que había encerrado en el sótano y cree que pueden usarla contra ellos. Wong la agarra por los hombros y le pregunta si la puerta estaba abierta y cuando ella le dice que no, Wong se sobrecoge.
Lugar: Calle Bleecker 177A, Greenwich Village, Nueva York
Personajes: Empirikul (Inquisidores)
Tres soldados del Empirikul se adentran en el sótano, ya que hace días que otros Inquisidores descendieron y no saben nada de ellos. Las lecturas de los instrumentos que detectan magia se salen de la escala y se encuentran frente la grotesca criatura que el Doctor Extraño tenía allí encerrada.
El Doctor Extraño se queda blanco al darse cuenta que la cosa del sótano ha quedado libre y sus compañeros de coche se dan cuenta de ello y le preguntan que le ocurre.
