Hasta que la muerte nos separe
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Mefisto casa a Shiklah y Drácula ante la mirada de los inmovilizados Masacre y Spiderman. Como los monstruos y los vampiros se están enfrentando en una encarnizada lucha, los recién casados se marchan a poner orden y dejan a Masacre y Spiderman a merced de una araña gigante. En la Metrópolis Monstruosa, los dos bandos se están matando entre sí y la Legión de los Monstruos se enfrenta a los vampiros. Ante ellos aparece el fantasma de Ben Franklin quien los convence para que dejen de pelearse entre ellos y se unan para acabar con el yugo de sus respectivos líderes. Spiderman logran librarse de la telaraña que lo inmovilizaba y se enfrenta a la araña gigante. Usando su propia telaraña, Spiderman arranca a Masacre de la pared en la que había sido clavado con estacas por todo el cuerpo. Ahora que están los dos libres deciden ir a la Metrópolis Monstruosa. Shiklah y Drácula ya han llegado, pero encuentran a sus súbditos poco proclives a obedecerlos. Los Mercenarios por Dinero llegan a la refriega y dudan que bando apoyar. Masacre se enfrenta a Shiklah y en un momento en el que se quedan solos, Shiklah le pregunta por que razón carga su vida con humanos si va a sobrevivirlos a todos. Él le responde que nadie se propone querer a alguien, pasa sin más y cuando pasa no se le ocurre una buena razón para matar a la otra persona y hay que seguir adelante y ver que pasa. Shiklah se lo agradece con un beso que consume su energía vital. Drácula está dispuesto a luchar contra todos, pero Shiklah pone fin al conflicto y pide a Drácula marcharse y dejar que los súbditos de ambos encuentren su propio camino. El Hombre Lobo convence a todos para dejar al Hombre Invisible al cargo mientras se organizan para elegir a unos representantes democráticamente. En realidad el Hombre Invisible se ha ido, pero nadie va a encontrarlo a faltar. Spiderman se va, no sin antes entregar a Masacre una notificación de demanda por los daños causados en Industrias Parker. También un representante de la ciudad de Nueva York hace lo propio. Un monstruo entrega a Masacre una carta de despedida de Shiklah y tras leerla pega un puñetazo al próximo que intenta entregarle una nueva notificación.
