Ira Sangrienta

Poco se sabe del pasado de Sean Dolan, más que era un huérfano nativo de irlanda. Siendo ya adolescente, Dolan fue testigo de la llegada del Caballero Negro, Victoria Bentley y el Capitán Britania, que llegaban en busca de la hechicera Morgana le Fay. Guiado por el odio y temor de los norirlandeses hacia los británicos, cuando Sean vio al Capitán Britania, salió corriendo, cayendo accidentalmente desde gran altura, siendo salvado por el Caballero Negro a lomos de Valinor, su caballo alado.

Poco después fue testigo de la lucha entre el Caballero Negro y el Caballero Temible, y cuando el Capitán Britania antepuso la vida del espadachín a la suya propia, Sean encontró la inspiración necesaria para ayudar a hacer el bien, salvando a Victoria y ayudando a derrotar al Caballero Temible, tras esto se unió a los héroes y a Victoria en la búsqueda de Morgana, lo que les llevó hasta los USA, en busca de la ayuda del Doctor Extraño. Con la ayuda del hechicero, abrieron un portal que le llevó hasta Morgana, que se encontraba junto a Modred y a Balor, los héroes combatieron a Balor siendo derrotados, Sean se lanzó él mismo contra Balor, y hubiera muerto aplastado, pero la Valkiria (que en esa época ocupaba el cuerpo de Victoria Bentley) le rescató.

Los héroes lograron escapar y derrotar a Balor destruyendo el Ojo del Mal aunque no pudieron capturar a Morgana que logró escapar, Sean aceptó el ofrecimiento del Caballero Negro de convertirse en su escudero, y viajó con ellos de vuelta a los USA a tiempo de impedir el plan de Morgana de traer el reino de los Fomor a la Tierra.

Sean marchó junto al Caballero Negro y Victoria, instalándose en el castillo del Caballero Negro en Irlanda. Cuando el Caballero fue detenido por unos crímenes que no había cometido, Dolan le ayudó a descubrir al verdadero culpable, el Cruzado, y juntos le derrotaron.

Mientras estaba alojado con el Caballero Negro en el castillo, oyó la historia de la espada de ébano, que ahora se encontraba clavada en un meteorito. Cuando Dane se marchó a atender una emergencia de los Vengadores, Sean se quedó junto a Victoria en el castillo, presumiblemente a salvo. Sin embargo, fueron atacados por un par de guerreros árabes, que pretendían hacerse con la espada de ébano, Sean intentó detenerlos armado con la lanza de energía que portaba antaño Dane, pero los ladrones le dispararon dejándolo malherido.

Sean se arrastró hasta coger la espada de ébano, logrando sacarla de su pétrea empuñadura dispuesto a defender a Victoria, sin embargo, al tocar la espada se vio poseído por las almas que a lo largo de la historia, la espada había sesgado. También se vio imbuido por la sed de sangre de la espada, y no dudó en acabar con los asaltantes. Los Vengadores acudieron al Castillo y atacaron a Ira Sangrienta creyéndolo malvado, sin embargo Dolan derrotó a los Vengadores, y tras robar el caballo del Caballero, Valinor, huyó del lugar.

Cuando retornó a su forma humana, Dolan vagabundeó por las calles, avergonzado por su ataque a los Vengadores, no se atrevía a pedir ayuda a su mentor, y se contentaba con mantener a raya a Ira Sangrienta, evitando empuñar la espada. Sin embargo, cuando fue testigo del robo de un banco por parte de los villanos Flame y Foam, desempuñó la espada dispuesto a detenerlos, de nuevo Ira Sangrienta apareció, y se enfrentó a los dos villanos, acabando con sus vidas.

Poco después se enfrentó de nuevo al Caballero Negro, batalla en la que se vio involucrado Masacre, al parecer durante la batalla, Dolan hirió mortalmente a Victoria, cuya alma quedó atrapada en el interior de la espada, tras esto, Ira Sangrienta volvió a escapar.

Sean intentó retirarse a un lugar tranquilo como era la isla de Aran, esperando que la vida en aquel angosto lugar le ayudara a superar la maldición de la espada. Sin embargo, la maldición de la sangre era muy fuerte, y el ansia de empuñar la espada era enorme, por ello Sean intentó arrojar la espada al mar, sin embargo, en el momento que desenfundó la espada, cambió a Ira Sangrienta.

Entonces, la espada detectó un antiguo mal, al que ya se había enfrenado, tras llamar a Valinor, montó en él y marchó en su busca. Al llegar a su destino, se encontró a Namor y Andrómeda en el lugar, y creyendo que ellos eran los causantes, les atacó, entablando combate contra Namor.

El atlante parecía que iba a prevalecer, sin embargo, cuando iba a vencer a Sean, una imagen le sobrecogió, ya que reflejada en la espada pudo ver la imagen de Marrina, su esposa muerta por su mano, portando la espada de ébano del Caballero Negro. Sean aprovechó esta distracción para liberarse, y abatió a Namor, cuya alma quedó atrapada en la espada.

Tras esto, se dispuso a combatir a Andrómeda mientras en el interior de la espada, el alma de Namor vagaba sin rumbo hasta encontrarse con las almas de Victoria y el primer Caballero Negro, que estaban combatiendo con las cientos de almas malignas que poblaban la espada. Victoria contó a Namor que en el interior de la espada las almas malignas y las benignas luchaban por controlar los designios de Ira Sangrienta.

En el exterior, Ira Sangrienta sintió la lucha que desarrollaba en su interior, y se distrajo del combate, fue entonces cuando se manifestó el verdadero mal que la espada había detectado, se trataba de Morgana Le Fay, que hechizó a Sean y le obligó a empalar a Andrómeda con la espada.

Sin embargo, Dolan consiguió controlar sus actos lo suficiente para contar a Andrómeda la manera de liberarse ella misma y a Namor, por lo que finalmente ambos atlantes se liberaron y Namor pudo también liberar el alma de Marrina.

Namor y Andrómeda siguieron a Ira Sangrienta que les condujo hasta Morgana, la cual estaba lanzando un hechizo que debía hacer surgir Atlantis de bajo las aguas, todavía controlado por la hechicera, Ira Sangrienta combatió a Namor, que consiguió desarmarle y clavarle la espada, liberándole del hechizo, y haciendo que volviera a su estado humano. Acabada la batalla con la derrota de Morgana, Sean dejó la espada al cuidado de Namor, por lo que parecía que se vería libre de la maldición, mas todavía cuando Attilan se instaló sobre la recién emergida Atlantis, y una barrera de energia negativa impedía el acceso a la isla, la espada quedó en Atlantis, al parecer inaccesible para todos.

Sean, montado sobre Valinor, marchó a la Mansión de los Vengadores para entregar la montura, sin embargo, una vez allí, se sintió atraído por otra espada de ébano, proveniente de otra dimensión y perteneciente a Proctor, esta espada había abatido a docenas de héroes en otras tantas dimensiones. Sean volvió a convertirse en Ira Sangrienta, pero esta vez era una encarnación increíblemente maligna y sedienta de sangre, en esta forma se enfrentó a los Vengadores, cuando estos impidieron que saciara su sed de sangre.

Valinor, que también había sido horriblemente transformado, se unió a la batalla, y Cristal tras desmontar a Dolan, intentó apaciguar a la montura, pero ambos fueron transportados hasta Atlantis, donde se encontraba la espada original, tras hacerse con ella, Cristal regresó a la Mansión, donde la batalla estaba en plena efervescencia, ante el peligro que Ira Sangrienta se hiciera con las dos espadas, la Visión amenazó con destruir la espada de ébano original, y Dolan arrojó la espada de Proctor y recuperó la espada original, volviendo a su estado humano. Los Vengadores se mostraron preocupados porque Sean se marchara portando la espada, pudiendo transformarse en Ira Sangrienta, pero Dolan no aceptó ser puesto bajo custodia ni entregar la espada, no deseando comenzar otra batalla, y aceptando la promesa de Dolan de no volver a desenvainar la espada, lo dejaron marchar.

Deseando hacer algo provechoso en su vida, Sean unió a los voluntarios de la ONU y a SHIELD, que marcharon a Eslorenia para intentar reconstruir el país, después del despiadado ataque de Ultron, que había conquistado el país del este de Europa, matando a millones de personas.

Sean trabajó duro durante semanas, pero la espada, atraída por las millones de almas furiosas que habían perecido en el país, le tentaba hasta que Sean no pudo aguantar mas y desenvainó la espada, transformado de nuevo en Ira Sangrienta, el cual absorbió las almas de los caídos eslorenos en la espada. Al absorber estos millones de almas, Ira Sangrienta se volvió mas poderosa que nunca, además de alcanzar un tamaño de varios cientos de pies. Controlado por el ansia de venganza de los eslorenos, Ira Sangrienta sembró el caos entre las fuerzas de SHIELD y de la ONU que estaban en Eslorenia, matando a cientos de personas.

Los Vengadores marcharon a Eslorenia dispuestos a detener a Ira Sangrienta, mientras los "forzudos" del grupo intentaban detener a Dolan por la fuerza, la Bruja Escarlata intentaba usar su magia para enlazar con las almas de los eslorenos para convencerles que cesaran las hostilidades.

Ira Sangrienta sintió los desesperados intentos de Wanda, y se dispuso a acabar con ella, sin tiempo para acabar el hechizo, Wanda lanzó otro hechizo diferente, un hechizo que reforzó el lazo de Ira Sangrienta con Eslorenia, tanto lo reforzó que Ira Sangrienta quedó atrapado dentro de las fronteras del país, no pudiendo abandonarlo. Desde entonces no ha vuelto a verse a Sean Dolan.