Éxodo

Bennet du Paris era el hijo de un noble nacido en algún momento de la Francia del Siglo XII. Su infancia la paso entrenándose para convertirse en caballero y pronto fue famoso por su honorabilidad, coraje, nobleza y compasión. Participo en las Cruzadas como uno de los más importantes caballeros de su tiempo llegando a ser una pieza fundamental contra los francos a las puertas de Avignon. Sin embargo guardaba un secreto que ocultaba a los demás. Podía oír los pensamientos de otros y mover pequeños objetos con la mente. En realidad fue uno de los primeros mutantes en surgir espontáneamente. Bennet sentía que era su destino alcanzar un poder mayor y juro secretamente que haría lo que fuera para alcanzar esta meta. Esta determinación probó ser una flaqueza fatal en un hombre por lo demás noble.

Durante las Cruzadas conoció y se hizo amigo del Caballero Negro, un hombre llamado Eobar Garrington. Juntos se embarcaron en muchas aventuras, realizando nobles y valerosas empresas. En una de ellas, Bennet oyó hablar de una antigua torre en la que se encontraba enterrado un ser inmortal que podía proporcionar grandes poderes a los que fueran dignos de ellos. Intrigado, Bennet buscó esta torre sin saber que en realidad era una de las bases de En Sabah Nur, el ser posteriormente conocido como Apocalipsis. Una vez allí, penetró en la torre y despertó sin darse cuenta a Apocalipsis de su sueño milenario.

Sintiendo el poder latente de Bennet, Apocalipsis lo juzgó digno de servirle. De manera que transformó a Bennet, otorgándole la inmortalidad y potenciando sus habilidades telequinéticas y telepáticas hasta su máximo potencial. Nombrándole su heraldo lo bautizó como Éxodo. Sin embargo, Éxodo estaba embriagado por su nuevo poder y decidió no servir a ningún amo. Era tal su estado de locura que casi acabó con la vida de su amigo Eobar, conteniéndose a duras penas en el último momento. Enfurecido por haber herido a su amigo, Bennet volvió su rabia contra Apocalipsis e intento acabar con la vida del inmortal. Podría haber tenido éxito, pero Apocalipsis consiguió detenerlo y colocarlo en un estado similar al coma antes de abandonar el lugar. Creyendo que su amigo estaba muerto, Eobar depositó a Bennet en una tumba de los Alpes Suizos para que perdurara por toda la eternidad.

Así, Éxodo durmió durante más de 8 siglos, sin envejecer y apenas consciente del paso del tiempo. La leyenda del caballero durmiente que yacía en esa tumba se extendió y finalmente llegó a los oídos de Magneto. Este localizó la tumba y liberó a Éxodo, reviviéndole de su sueño. Magneto entonces le contó su pasado y su meta de que los mutantes dominaran a la humanidad. Éxodo, como es natural se sentía agradecido por haber sido despertado y decidió que valía la pena servir a la causa de Magneto. Juro lealtad a su nuevo líder, dedicándose exclusivamente a las metas de Magneto y se convirtió quizás en su más devoto seguidor. Entonces reemplazó al traidor de Cortez como mano derecha de Magneto y guió a los seguidores de Magneto, los Acólitos, a Avalon, el asteroide que se iba a convertir en su refugio.

Primero se dio a conocer al grupo gubernamental Factor-X, observando silenciosamente como su jet aterrizaba. Posteriormente se dio a conocer a la Patrulla-X como nuevo hombre de confianza de Magneto, demostrando ser un poderoso y mortal enemigo. Después de que Magneto pareciera haber sido dejado en estado vegetal por Xavier, Éxodo se apropió del liderazgo de los Acólitos. Desempeñando ese papel, probo ser un líder que no toleraba los fallos y que adolecía de un exceso de celo. Cuando Cortez reapareció en Genosha y cogió como rehén a Luna, la nieta de Magneto, Éxodo fue tras él. Allí se concentro también la alianza entre los Vengadores y la Patrulla-X. Tras haber asesinado aparentemente a Cortez en Bahía Martillo (La capital de Genosha), Éxodo se enfrento en solitario a la alianza formada por los dos grupos de superhéroes. En esta ocasión demostró ser indescriptiblemente poderoso, consiguiendo luchar contra los 2 grupos hasta quedar en tablas. También liberó un campo de fuerza que se expandió amenazando con destruir Genosha. Únicamente pudo ser detenido cuando Xavier le distrajo asaltándole telepáticamente para que el Caballero Negro lo dejara inconsciente con su espada neural. Sin embargo, Éxodo se recuperó rápidamente y escapó.

Bennet volvió a Avalon donde continuo liderando a los Acólitos y manteniendo vivo el sueño de Magneto, pues creía que su antiguo líder no podría ya hacerlo. El desastre se produjo cuando el refugiado de la Era del Apocalipsis conocido como Holocausto fue subido a bordo de Avalon sin ser advertido y fue revivido sin querer. Holocausto asesinó a varios acólitos e hizo cundir el pánico, provocando que Amelia Voght avisara a los Hombres-X que acudieron para intentar salvar Avalon. Éxodo mientras tanto había sido enfurecido por Holocausto, revelando su verdadero nombre y acusándole de ser parte de la Patrulla-X. Una tremenda batalla se libró cuando los dos mutantes desataron sus poderes al máximo y ninguno parecía ser capaz de vencer al otro. Debido a la intensidad de la batalla, Avalon fue destruida y sus restos cayeron a la Tierra. Muchos Acólitos perecieron y tanto Holocausto como Éxodo fueron dados por muertos.

Bennet en realidad había sobrevivido aunque estaba gravemente herido y sufría una grave conmoción mental. Tras varias semanas, se recuperó de sus heridas físicas y comenzó a arreglar su fragmentada psique. A consecuencia de estos hechos, Éxodo experimento lo que podría ser descrito como un renacimiento, redescubriendo en su interior una chispa de la nobleza que una vez poseyó. Entonces Éxodo se dio cuenta de que si quería llevar adelante el sueño de Magneto, necesitaba control y se esforzó en mantener la disciplina y no caer en su antigua demencia. Buscando a los Acólitos, descubrió que muchos de ellos habían muerto o habían sido encarcelados por las autoridades. A punto de ceder a la desesperación, descubrió que su líder Magneto seguía con vida y estaba concibiendo nuevos planes para llevara a cabo sus sueños. Bennet entonces se dio cuenta de que su sitio se encontraba una vez más al lado de Magneto, como su mano derecha. Entonces se propuso encontrarlo y unirse de nuevo a él tras haber llevado a cabo su venganza final contra los Hombres-X.

Cuando Bennet supo que Magneto había muerto luchando contra la Patrulla-X en Nueva York (ignorando que en realidad se trataba de un impostor que lo había suplantado) reunió a una nueva formación de la Hermandad de Mutantes Diabólicos y atacó con ellos el Instituto Xavier. En el grupo se encontraba también Tom el Negro, cuyos poderes de control vegetal lo hacían especialmente letal. Por este motivo, Xorn se vio obligado a usar el agujero negro de su cabeza y a atrapar con él a la Hermandad de Mutantes Diabólicos, incluido Éxodo {X 161~ 163}.

Durante la Dinastía de M, Éxodo era el gobernador de Austrasia. Pese a que Magneto le había ordenado que dejara en paz a los nativos, Exodo tenía miedo que terminaran rebelándose, por eso envió a sus tropas contra ellos. También desoyó las advertencias de Piros, que le informó sobre la presencia de Hulk con los humanos. Éxodo intentó tender una trampa a Hulk y sus asociados de IMA, pero el goliat verde lo derrotó con facilidad {H3 83~ 84}.

Éxodo fue uno de los pocos mutantes que conservó sus poderes tras el Día M por lo que decidió reunir unos nuevos Acolitos entre los que se encontraban Tempo, Random y Frenesí para intentar convertir el Helitransporte de SHIELD en una base para su nueva generación de mutantes sin éxito ya que se acabaron enfrentando a Cable, Mística y Pícara. Éxodo quería reconstruir una especie de máquina al estilo de Cerebro para localizar a los mutantes que fueran naciendo pero se dio cuenta de que la situación era peor de lo esperado porque tampoco nacían nuevos mutantes. Con su plan fracasado, Éxodo abandono la nave, llevándose a sus acólitos con él, tras dejar atrás a los Hombres-X, junto a unos curados Estrella del Norte y Aurora, y a Maria Hill. De allí fue a buscar a Mister Siniestro para ponerse a su servicio para encontrar una cura a la nueva situación {X@ 1}.

Esto propició un pacto entre los Acólitos y los Merodeadores a quienes se unieron Lady Mente Maestra y Mística que decidieron traicionar a la Patrulla y una Centinela Omega que fue poseída por Malicia {X 200}. Todo era parte de un plan a tres bandas en el que Éxodo, con su nuevo grupo de Acólitos realizaba una emboscada en el Instituto Xavier para asesinar a la precognitiva Vendas sin éxito {NX 43}.

Todos estos villanos realmente buscaban localizar a Hope Summers, el primer bebé mutante nacido tras el Día M. En la batalla final en la Isla Muir, Éxodo se enfrentó con sus poderes mentales a Emma Frost pero en el fondo era una distracción mientras Arena se convertía en polvo y entraba en su interior dañándole los pulmones y derrotándole {NX 44; X 207}.

En esta pelea Bishop intentando matar a la niña acabó disparando una bala en la cabeza al Profesor Xavier. Éxodo ordenó a Tempo que empleara sus poderes ralentizantes para huir de la isla junto con el cuerpo de Xavier. Éxodo hizo que Magneto usara a Shapandar para revivir al mutante y tratar sus heridas cerebrales restaurando sus recuerdos. Más tarde, Magneto es atacado por Éxodo, que desea, para castigarlo por ser un mero humano y enfrentarse a su compañera Frenesí para defender a Xavier.

Xavier entonces fue el que se enfrentó a Éxodo en el plano astral y Bennet acabó derrotado {X 208~ 211}. Tras la amenaza de Xavier de que apagaría los poderes de Éxodo si les atacaba de nuevo, éste hizo que los Acólitos permanecieran ocultos en Nuevo Avalón relamiéndose las heridas de la última derrota hasta que Charles Xavier regresó a la base saltándose todas sus defensas. Sin luchar, quebró la visión de Éxodo al plantearle la necesidad de dejar a un lado definitivamente las diferencias entre los mutantes para asegurar la supervivencia de la especie. Los Acólitos se disolvieron y Éxodo decidió embarcarse en una peregrinación personal mientras algunos de los antiguos acólitos tomaban la decisión de trasladarse a San Francisco {X 225}.